Lunes, 12 de septiembre de 2050, Juan Valdés va a comer a Monterrey con su esposa María y sus hijos José y Catalina. Juan para su coche en la estación de tren súper rápido en el centro de Saltillo, paga los cuatro boletos y la pequeña familia se sube al tren. En 22 minutos estarán en la estación de la Macro Plaza, cruzarán la calle y entrarán al restaurante especializado en cabrito de Israel. Los niños no conocen el cabrito mexicano que desapareció del país hace 20 años.
Mañana, María hará sus compras en Soriana y aprovechará las ofertas del martes: carne de res de Canadá, pepinos de la India, tomate de Sri Lanka, arroz de China, mermeladas de Florida y más. ¿Y los productos de México? Bueno, son muy pocos.
¿Qué pasó al campo mexicano?
En 2011, el campo mexicano estaba constituido principalmente por pequeños productores sin capacidad de ser competitivos a nivel internacional y con dificultades para mantener sus cuotas en el mercado mexicano frente a los productos importados. Después de casi 10 años de libre comercio con EU y Canadá, ningún de los líderes políticos de México desarrolló una visión a largo plazo, un plan para modernizar al campo, asegurar la autonomía alimenticia y transformar el país en un jugador internacional. Las fuerzas tradicionales de México como exportador de aguacate, mango, tomate y otros son ahora sectores marginados a nivel nacional y estos productores están ausentes de mercados extranjeros. Una gran parte de los ejidos están en el momento abandonados por los hijos y nietos de los campesinos quienes están trabajando en varias maquiladoras.
En los 20, la SAGARPA y la Secretaría de Fomento Agropecuario como son sus costumbres regalaron tractores, mangueras, semillas y ganado en un último esfuerzo para ganar votos más que para salvar al campo. Con los años de sequía, falta de pozos y sistemas de irrigación, las cosechas disminuyeron y los tractores acumularon corrosión por falta de piezas para mantenerlos en buen estado. En los 30 inició el éxodo de los ejidos y la migración masiva rumbo a los centros urbanos. México perdió la capacidad de alimentar a su población y fue dependiente de la importación de frutas, verduras, carnes, leche y más.
¿Y los otros países?
En América Latina, Brasil, Argentina y Chile salvaron su autonomía alimentaria pero los otros países no. Las nuevas potencias ahora son Israel, pequeño país pero muy innovador en tecnologías agrícolas, la India, China, Pakistán y otros países con poblaciones importantes a alimentar, el deseo de salir de la pobreza y la voluntad de establecer estrategias innovadoras a largo plazo.
Canadá con sus enormes reservas de agua sigue siendo un productor importante y con los cambios climáticos a su favor puede producir variedades de productos agrícolas que fueron imposibles en 2011. Ahora, Canadá produce casi 9 meses al año.
En EU, industrializaron su producción para volverse a ser el más importante del mundo para alimentar a sus 500 millones de personas. Además son los primeros transformadores de productos agrícolas básicos y valor agregado. En 2035, EU perdió su posición de potencia política y económica en manos de China, pero asumieron una posición dominante en el sector a base de tecnologías avanzadas.
En Europa la agricultura sobrevive gracias a subsidios masivos de los gobiernos. Todas las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio para eliminar los subsidios se terminaron con un fracaso. Los cambios climáticos afectaron también al continente africano en donde las lluvias más regulares permitieron la recuperación de partes desérticas y el desarrollo de una industria agrícola viable y en crecimiento.
Conclusión
La situación triste que vive México es el resultado de un liderazgo político débil, sin visión y enfocado en sexenios. México que tenía todo para ser uno de los grandes proveedores mundiales de productos agrícolas prefirió la concentración en la industria pesada.
Epílogo
Este artículo es pura ficción y espero que el futuro del campo sea brillante, pero tengo dudas. Al ver a los campesinos en los ejidos laborar con burros y herramientas antiguas, creo que el reto es enorme, que la modernización del campo necesita recursos masivos, más que toda la voluntad y la visión para establecer al campo como la prioridad nacional de las futuras generaciones. ¿O quiere cabrito de Israel?
