En la ruta de las fanfarrias se habla, justo, de los 38 mil millones de dólares que llegaron el año pasado al país por la vía de inversión extranjera directa, en un escenario en que durante el primer trimestre del año se han recibido cinco mil millones.
Extrapolando la cifra, llegaríamos a 20 mil. Más aún, se aduce que el ingreso de capital foráneo creció 10 veces en solo una década, de los 80 a los 90 del siglo pasado, pasando de dos mil 800 a 20 mil millones de dólares.
El problema es que, al margen de que tres cuartas partes del flujo del año pasado lo representa una sola operación: la compra del Grupo Modelo por parte de la empresa belga-brasileña AB-InBev, los 38 mil millones de dólares no representan ninguna marca de cara al contexto internacional.
El monto significa el 2.41% del flujo de inversión extranjera durante el 2013, cuyo nivel fue de un billón 458 mil millones de dólares.
