De acuerdo con un análisis de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en la última década, la política pública de ciencia y tecnología de México ha progresado y contribuido a la construcción de un ecosistema de innovación adaptado a la transferencia de tecnología y al desarrollo de la pequeña y mediana empresa innovadora que incluye a las basadas en el conocimiento.
Sin embargo, dicho organismo reconoce que los efectos de estas mejoras en el actual diseño e implementación de políticas son insuficientes, porque adolecen de falta de coordinación, duplicación parcial de funciones, casos de problemas de gestión y entrega de recursos.
En el reporte “Evaluación del sector de las nuevas empresas basadas en el conocimiento”, la OCDE indica que el apoyo a las nuevas empresas de base tecnológica es un punto débil de la política pública mexicana.
Resalta que sólo el programa AVANCE (apoyado por el Conacyt) ha funcionado porque apoya el desarrollo de actividades de innovación basadas en investigación en nuevas empresas de alta tecnología. Pero el programa ha sido dotado de recursos limitados, y la mayor parte de éstos se han dirigido a proyectos relativamente maduros que se encuentran en las últimas etapas de desarrollo, y las nuevas empresas quedan excluidas de dicho programa.
Por lo que este organismo recomienda promover los vínculos entre academia-industria y la creación de spin-offs (empresas nuevas incubadas) académicas que deben basarse en incentivos proporcionados por reformas institucionales, como las de movilidad de los investigadores y el desarrollo de oficinas de transferencia en instituciones de investigación que reciben financiamiento público.
El organismo internacional detalla que los programas gubernamentales más recientes en Ciencia, Tecnología e Innovación no identifican de manera explícita el desarrollo de nuevas empresas de base científica y tecnológica como una orientación de política pública específica.
La OCDE subraya que el Programa Nacional de Innovación es una iniciativa gubernamental y de política pública muy valiosa, menciona que es una clara visión de las prioridades del Estado mexicano hacia innovación y señala que deben fomentarse la creación y expansión de las Nuevas Empresas Basadas en Tecnología (NEBT).
Indica que el Programa Nacional de Innovación es explícito acerca de la importancia de desarrollar instrumentos de política pública en apoyo a las NEBT, este programa –agrega- que con el uso de varios instrumentos de apoyo, el gobierno debería garantizar la disponibilidad de fuentes de financiamiento de proyectos innovadores a través de sus etapas de desarrollo.
La evaluación de la OCDE reporta que las empresas mexicanas consultadas reconocieron que en los últimos años se hizo hincapié en ayudar a las PyME innovadoras, de manera específica mediante el Fondo de Innovación Tecnológica (FIT)y el Fondo Sectorial de Innovación (FINNOVA), pero hacen notar que la información ha sido insuficiente respecto de los instrumentos e iniciativas de política pública y el papel de los diversos organismos de gobierno para apoyar las etapas de desarrollo de las NEBT.
Estas empresas manifestaron su preocupación por la falta de coordinación entre los organismos gubernamentales, y propusieron mayor homogeneidad de la información requerida en los formatos de solicitud de apoyo.
Es por ello que la OCDE recomienda la reducción de las cargas administrativas y reglamentaciones que pesan sobre los costos de entrada al mercado.
Finaliza el estudio al subrayar que a nivel nacional el éxito de una política de innovación que integre el desarrollo de las NEBT puede esperarse sólo después de una serie de logros, como sería la asignación de recursos en apoyo a esa política pública, mejora de la gobernanza política, y de ejecución; condiciones de competitividad y regulatorias, así como el equilibrio entre participación pública y privada en apoyo a las NEBT, donde el aseguramiento del apoyo público condicione el impulso de la inversión privada.
