sábado, abril 20, 2024
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La nueva política exterior británica

E descenso de la libra esterlina podría convertirse en una ventaja en el seno de la Commonwealth, una familia mucho más extensa que la UE y que abarca los seis continentes. Pragmática, la City podría convertirse rápidamente en el centro mundial del yuan e implantar la divisa china en el seno mismo de la Unión Europea.

Estados Unidos sigue preocupado por su propia capacidad para convencer a la Unión Europea de participar activamente en la OTAN y sobre la voluntad del Reino Unido de mantener la alianza militar que construyeron desde 1941 para dominar el mundo. La preocupación estadounidense viene del hecho que, al contrario de lo que alegan los dirigentes europeos, el Brexit no aísla al Reino Unido. Más bien le permite volverse hacia la Commonwealth y establecer contactos con China y Rusia.

El sometimiento de los europeos
como miembros de la OTAN

Estados Unidos y el Reino Unido habían previsto empujar los miembros de la Unión Europea a anunciar, en la cumbre de la OTAN a celebrarse en Varsovia el 8 y el 9 de julio, el aumento de sus presupuestos militares a un 2% de su PIB. También debería adoptarse en ese encuentro un plan de despliegue de fuerzas a las puertas de Rusia, plan que incluiría la creación de una unidad logística conjunta OTAN-UE, para poner en común helicópteros, navíos, drones y satélites.

El Reino Unido fue hasta ahora el país de la Unión Europea que más aportaba en el sector militar, representando así más de un 15% del presupuesto de defensa de esta. Estaba además al mando de la operación Atalante, destinada a garantizar la seguridad del transporte marítimo a lo largo del Cuerno de África, y había puesto navíos a disposición de la alianza atlántica en el Mediterráneo. También estaba previsto que aportaría tropas para la constitución del grupo de combate de la UE. El Brexit viene a cuestionar todos esos compromisos.

Para Washington, la cuestión es saber si Londres aceptará o no incrementar su participación directa en la OTAN –donde ya es el segundo contribuyente– como medio de compensar lo que hacía en el seno de la Unión Europea, pero sin sacar de ello ningún beneficio propio. Aunque Michael Fallon, el actual ministro de Defensa británico prometió no socavar los esfuerzos comunes de la OTAN y la UE, nadie puede imaginar por qué aceptaría Londres poner más tropas bajo las órdenes de un mando extranjero.

Por consiguiente, Washington se interroga sobre todo sobre la voluntad de Londres de continuar la alianza militar que Estados Unidos había venido construyendo con la Corona británica desde 1941. Por supuesto, no se puede excluir la posibilidad de que el Brexit sólo sea una maniobra de los británicos para renegociar –en busca de nuevas ventajas– su «relación especial» con los «americanos». Parece, en realidad, mucho más probable que el verdadero objetivo de Londres sea ampliar sus relaciones con Pekín y Moscú sin renunciar por ello a las ventajas de su convenio con Washington.

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Cortesía de Investing.com

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