México y la República de Chipre son dos países muy distintos y lejanos geográficamente. México cubre un territorio de 1,964,375 km2, en tanto Chipre tiene tan sólo 9,251 km2. México logró su independencia en el siglo XIX, pero Chipre se independizó de Reino Unido hasta 1960. La población de México es de 124,574,795 millones y Chipre tiene 1,221,549 habitantes. México se encuentra en el continente americano lejos de Chipre, una pequeña isla en el Mediterráneo.
A pesar de las diferencias anteriores, México fue uno de los primeros países latinoamericanos en reconocer a Chipre en 1960, iniciando relaciones diplomáticas el 19 de febrero de 1974. La embajada de la República de Chipre en México es sede de varios países latinoamericanos: Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador.
México y Chipre han firmado varios acuerdos y convenios de cooperación bilateral: Acuerdo de Cooperación Cultural, Educativa y Científica (1994), Acuerdo sobre Cooperación en Turismo (1996), Acuerdo de Exención de Visado para Pasaportes Diplomáticos y de Servicio (1996), y Memorándum de Entendimiento para Consultas de Interés Mutuo (2000). Mediante estos mecanismos de cooperación internacional, ambos países han promovido intercambios académicos, el otorgamiento mutuo de becas, la realización conjunta de actividades deportivas y científicas, y el fomento al turismo.
En cuanto al intercambio comercial, éste ha aumentado: México exporta a Chipre cerveza, automóviles, electrodomésticos, químicos, medicamentos y equipo electrónico, e importa topadoras, niveladoras y maquinaria. La colaboración bilateral se estrechó en 2010 con el establecimiento del Grupo de Amistad México-Chipre, facilitando contactos entre parlamentos y legisladores.
Pero más allá de los logros a nivel de Federación, México y Chipre han buscado acuerdos de hermanamiento entre localidades. Destaca el acuerdo firmado entre Taxco y Lefkara, que se sustenta en la valoración nacional de culturas antiguas y la importancia turística que tienen ambas ciudades.
Todo ello ha permitido un acercamiento importante entre los gobiernos y las naciones mexicana y chipriota en las últimas décadas. Desde 2011 emerge el tema de la energía como una nueva veta colaborativa dados los hallazgos de gas natural en Chipre. Si Chipre lograra autosuficiencia en materia energética tendría un papel destacado en la economía regional e internacional.
De hecho, Grecia, Israel y Chipre aceleran planes para el traslado de gas natural a Europa desde reservas descubiertas en la zona este del Mediterráneo. Por su parte, según la Comisión Nacional de Hidrocarburos, México importa 81% de su consumo de gas natural. De acuerdo con la revista Expansión, desde 2006 México ha diversificado sus importaciones de gas natural desde países como Nigeria, Qatar, Indonesia, Perú y Yemen. Sin embargo, la principal fuente de las importaciones de gas sigue siendo Estados Unidos, principalmente Texas.
Al igual que en el pasado, Chipre representa un puente con Europa (ingresó a la UE en 2004), Asia y Oriente Medio. Pero ahora dichas vinculaciones se expresan no sólo en los ámbitos político y cultural, sino también en el energético. De ahí que valga la pena preguntarse si debemos repensar la relación entre México y Chipre en clave de una colaboración más estrecha.
