“Importar de China no es complicado porque nuestros productos cuentan con registro, certificados y tienen toda la normatividad vigente, tanto allá (en China) como aquí en México, y una vez habiendo aprendido el proceso, no hay problema”, señaló Carlos Mondragón gerente general de Bomosa.
Con 20 años en el mercado, la compañía comenzó importando productos chinos muy baratos pero de baja calidad, por lo que al inicio no tuvieron tanto éxito, hasta que decidieron pagar más por sus importaciones, para así asegurarse de que obtendrían un buen producto y, por lo tanto, la satisfacción de sus clientes.
“Nuestros socios chinos han respondido con calidad y garantías; las personas que dicen que tratar con ellos es difícil, es porque seguro no han cultivado una relación más profunda.
“La idea de la mayoría de la gente es que los productos no sirven o son de mala calidad, y nosotros nunca hemos tenido ese problema”, señaló Mondragón.
Caso similar es el de la minera Royal Lapidary, que se especializa en la extracción y tallado del topacio imperial.
Esta empresa, ubicada en San Luis Potosí, ha descubierto que el gigante de Asia es el destino donde sus gemas preciosas tendrán la mejor acogida, explica Rebeca Ruiz, directora de la compañía.
“En el País, (el topacio) no es una gema que se precie especialmente, mientras que en China es muy cotizada porque tienen más conocimiento de ella, y le confieren propiedades esotéricas de sanación y abundancia, y aún cuando es un país muy lejano, es donde nosotros queremos estar”, precisó la directiva.
Agregó que ya establecieron contactos con interesados en ese país para concretar el negocio.
Dado que los principales abastecedores de topacio dorado -Brasil, India y Japón- han mermado su producción, y que México aún tiene yacimientos importantes de la gema, la minera insiste que el mercado para su producto está en China.
