Muchas voces ligaron esas escenas macabras al contexto de una guerra entre grupos de la delincuencia organizada. Otros se fueron un nivel más abajo y lo ligaron al aguacate, tanto en su producción como en su transporte para el consumo en México y el exterior. Pensar que estas mafias controlan la actividad aguacatera en la región no es un asunto menor ni en términos sociales ni económicos.
Al primer semestre de 2019, México produjo 3.84 millones de toneladas de aguacate, de acuerdo con datos compilados del Boletín Mensual de Avances de la Producción de Aguacate del gobierno federal. De este mar de “oro verde”, más de 70 por ciento proviene de Michoacán y de esto, por encima de 85 por ciento del área de Uruapan-Tancítaro-Jujucato. En términos de exportaciones a mayo de 2019, EU recibió 503 mil toneladas del fruto, con valor de casi mil 200 millones de dólares; 90 por ciento fue de origen mexicano. Es decir, miles y miles de toneladas, y millones de dólares para el aguacate y los spreads para el paladar gringo.
De hecho, los productores locales creen que este año se romperá el récord de exportaciones hacia el vecino del norte con más de un millón de toneladas. Justo un mes antes de la aparición de los cuerpos en Uruapan, la Asociación de Productores y Exportadores de Aguacates de México (Apeam) había dado un paso relevante en el control de las exportaciones del fruto. Con el apoyo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y del Departamento de Agricultura de EU iniciaron la construcción de la Casa Apeam en la ciudad.
Con una inversión de más de 200 millones de pesos, dijo Gabriel Villaseñor, presidente de Apeam, la instalación será sede de diversas organizaciones que “facilitarán los procesos de los productores de aguacate” en la región. La idea es que, además de agilizar la exportación del “oro verde”, se genere una nueva estrategia para tener rutas más seguras hacia el norte o hacia los puertos. Todo esto porque en dos años se han levantado 440 carpetas de información por robos de transportes. Y la situación se agrava: este año los productores pierden en promedio cuatro camiones al día por robo, cada uno con unas 12 toneladas de aguacates.
Esto se da simplemente desde que salen los productos de las huertas a las zonas de empaque. Esta sería, me cuentan, la primera iniciativa para enfrentar de manera contundente el contexto de violencia que se vive en la región y enfocarse en otros problemas como la deforestación y falta de agua que, junto con el crimen organizado, atosigan al aguacate.