GRACIAS A LA APLICACIÓN del Tratado de Libre Comercio de América del Norte de 1994, la industria automotriz en México tuvo un crecimiento que la ha llevado a ser la principal manufactura; ser el cuarto lugar en exportación de automóviles a nivel mundial y el séptimo productor de autos en el mundo.
El 40% del abasto de autopartes a Estados Unidos proviene de México, el 79% de las exportaciones del ramo van a dar a ese país, aunque en los últimos años han llegado más de 13 mil millones de dólares de inversión desde Alemania, Japón y Corea del Sur debido a que nuestro país tiene dos grandes atractivos: mano de obra barata y un lugar privilegiado en la geografía al tener una salida al océano Pacífico y otra al Atlántico.
La industria automotriz emplea a cerca de 980 mil trabajadores en 2,041 establecimientos relacionados con la producción de autopartes y 20 armadoras en el norte, centro y occidente del país y aporta el 3.9% del PIB nacional y el 20.8% del PIB manufacturero.
Estos son los números que esgrimen los empresarios transnacionales de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), que de mexicana sólo tiene el nombre y que representa a: Fiat Chrysler Automobile, Ford, General Motors, Nissan, Volkswagen y Audi, así como a otras 13 empresas internacionales y la Industria Nacional de Autopartes (INA) que aglutina a empresas norteamericanas como Brake Parts In, Federal-Mogul, Johnson Control o la alemana ZF Trading y la “mexicana” Dacomsa, para decir que su sector es esencial. Sin embargo, ¿es el sector manufacturero automotriz esencial? ¿Es verdad lo que dice la INA y “no hay dinero que alcance” para mantener a los trabajadores en casa frente a la pandemia?
Para responder veamos el ejemplo de General Motors, la empresa automotriz que más ganancias obtiene en México y la sexta empresa que más gana en nuestro país: el año pasado reportó cerca de 7 mil millones de dólares en ganancias a nivel mundial y México aportó el 15% de éstas, equivalente a 1050 millones de dólares. También reporta que tiene cerca de 15 mil trabajadores en México con un salario promedio de $6,740 pesos (para operarios de producción) entre las plantas armadoras de autos y las fábricas de autopartes. Haciendo cuentas vemos que con las ganancias del año pasado podría mantener a todos sus trabajadores durante 19 años ¿No hay dinero que alcance?
Del lado de las “empresas mexicanas” tenemos a Dacomsa, de Grupo Kuo (una transnacional presente en más de 70 países) la cual diversifica sus empresas entre el sector del consumo, el químico, la energía y el automotriz y del cual forman parte Grupo Herdez Del Fuerte (sí, esos de la comida enlatada), Keken (producción de carne de cerdo) y Repsol (energía y petroquímica española). Grupo Kuo registró una ganancia de 508 millones de pesos en el primer trimestre del año sólo en México. Si utilizamos el mismo promedio de salario del ejemplo anterior ($6,470 pesos) con las ganancias de un trimestre esta empresa podría pagarles a sus trabajadores de todo el mundo (reporta 20 mil) por cuatro meses de estar en sus casas. ¿No hay dinero que alcance?
Estos números sólo demuestran que estas absurdas cantidades de dinero no alcanzan a llenar el hambre bestial de ganancias que tienen los burgueses. Que ellos gritan y patalean exigiendo volver a producir cuando ellos no son los que producen, ellos no se infectarán en las fábricas y ellos no estarán hasta el cuello de deudas si dejan de trabajar un par de meses.
Entonces, ¿qué es una actividad esencial? En el capitalismo lo esencial será aquello que genere plusvalor (dinero no pagado al trabajador al realizar su labor), eso en principio. Ahora, en un país como el nuestro donde estamos en una economía subordinada a los intereses del capitalismo monopolista transnacional y donde la manufactura adquiere un papel preponderante en la división internacional del trabajo, las presiones internacionales se vuelven un factor de suma importancia para determinar qué es lo esencial.
Por eso el pueblo se pregunta: ¿por qué las grandes empresas siguieron trabajando, las maquilas, las transnacionales, los grandes centros comerciales como Waltmart o Soriana mientras que los tianguis cerraron?
La respuesta es clara: porque es lo esencial para el capitalismo y entre más pequeños negocios quiebren, entre más gente sea despedida, más podrán encontrar quien trabaje por una miseria y fortalecer sus monopolios.
Mientras esto pasa, la Secretaría del Trabajo anuncia sanciones para decenas de empresas que no siguieron las indicaciones; los trabajadores cierran maquilas y llaman a no reabrir las armadoras de automóviles hasta que no existan condiciones para hacerlo todo de manera salubre. Las contradicciones de clase se agudizan. Los empresarios multinacionales presionaron al gobierno para reactivar la economía, pues el 18 de mayo se anunciaba reinicio de operaciones en armadoras de EUA y se exigía que todo el sector automotriz mexicano reiniciara también.
El gobierno mexicano cedió a medias, nombró a la industria automotriz como una actividad esencial, pero dependiendo del avance de la pandemia en cada estado, un asunto de ciencia que también tiene que ver con la pugna política que ahora se vuelve cada vez más focalizada según los distintos estados de la república. Por ejemplo, uno de quienes se ha mostrado más renuente a las políticas federales en torno a la pandemia es Miguel Barbosa, gobernador morenista de Puebla, quien impidió el regreso a las labores de la industria automotriz aun cuando el propio sindicato de la Volkswagen había “acordado” reiniciar labores con la empresa. Los sindicatos llamando a la producción en medio de la crisis y los gobernantes de oscuro pasado cerrándola, el mundo al revés.
Por eso debemos ser muy cautos al observar los fenómenos. Ni todo es entreguismo a los imperialistas ni México está a un paso del comunismo. Lo cierto es que el gobierno mexicano es un gobierno capitalista; que dice buscar la construcción del Estado de bienestar y quiere recuperar el control de ciertas ramas estratégicas de la producción. Al mismo tiempo intenta conciliar los intereses de las amplias masas de trabajadores y pequeños propietarios del campo y la ciudad con las de los grandes empresarios.
Debemos aprovechar estas contradicciones para avanzar, para exigir como trabajadores nuestros derechos. Si es verdad que “primero los pobres” que las autoridades no se pongan del lado de los empresarios millonarios.
Es momento de organizar sindicatos independientes, combativos, democráticos y con carácter de clase proletario; es momento para organizarnos con todos aquellos que han sido despedidos por estas empresas y con quienes han sido víctimas de la pandemia.
La esencia de la “actividad esencial” es el afán de acumular ganancias, para nosotros lo esencial es la vida del pueblo, la salud, el trabajo, la educación. Para nosotros el cambio de esencia sólo llegará de mano de los trabajadores, sin conciliar con los que nos roban la vida y nos explotan. Es tiempo de luchar como clase contra los burgueses que sumen a nuestro país en la miseria. Es tiempo de construir un sistema económico donde nosotros decidamos el rumbo, es tiempo de luchar por el socialismo.
Fuente:
Redacción-https://kaosenlared.net/mexico-nada-puede-detener-la-produccion-automotriz/