En el despacho aduanero, hay una figura que ayuda no sólo al tránsito de las mercancías que entran y salen de México sino que también realizan labores fiscales y de seguridad: el agente aduanal.
Andrés Rodhe Ponce, presidente de la Academia Internacional de derecho aduanero, explicó que México siempre ha sido un país con mucha actividad de comercio exterior, desde la época colonial donde de aquí se exportaba hacia Europa y se usaba como tránsito hacia las colonias asiáticas, hasta la construcción de un nuevo estado y su utilización para vender, comprar y recaudar impuestos.
Las aduanas siempre fueron tema de discusión en la vida política, económica y cultural del país, como puerta de entrada, pero fue hasta 1918 que con Venustiano Carranza hay un cambio en la operación de éstas: en lugar de que la operaran privados que no rendían cuentas al gobierno u oficiales que no estaban profesionalizados, se creó la figura de agente aduanal (AA)
“En 1918, Carranza declaró que de la recaudación tributaria, 40 por ciento se había logrado a través de las aduanas. Considerando la cantidad de trámites y dinero que atravesaba por los puertos se profesionalizó la labor de los agentes aduanales”, explicó durante el Foro de Comercio Exterior y Aduanas realizado en las instalaciones de Grupo Reforma.
A partir de ahí, esta figura ha pasado por varios cambios, según la legislación de cada época, pero sus labores se han mantenido similares.
En la transformación del agente aduanal ahora hay dos actualizaciones.
La primera es que en el Congreso de la Unión se está evaluando una modificación a la Ley Aduanera, que permitiría que las patentes se expidan a favor de una sociedad en lugar de una persona, y con esta nueva figura se garantizaría que los conocimientos que desarrolla una empresa para hacer operaciones de comercio exterior queden respaldadas.
La segunda son las certificaciones de certidumbre y seguridad que están adquiriendo agentes aduanales y que se obtienen mediante exámenes y pruebas para mostrar que cumplen con todas sus obligaciones fiscales, son proveedores confiables y tienen trayectoria que los respalda en su labor.
“Las certificaciones pretenden reducir tiempos, riesgos y costos. Con ellas, los AA tenemos la responsabilidad de implementar un modelo en el cual, a partir de medir los riesgos, aplicar medidas de contención que harían el comercio más fácil y con lo cual se reducirían los costos y cumpliríamos mejor con las obligaciones que tenemos como responsable solidario”, explicó Yolanda Malagón Medina, agente aduanal que ya está certificada por la OEA.
Dijo que contar con certificaciones conviene a los que practican el despacho aduanero, ya que primero aseguran su labor ante los clientes y después porque como el país forma parte de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), estas credenciales tienen reconocimiento mutuo ante otras economías que también forman parte de esta institución y se obtiene revalidación de dichas calificaciones.
“La certificación ha logrado llevarnos de las buenas prácticas a las prácticas internacionales. A nivel internacional hay muchos cambios y nosotros tenemos que estar preparados para enfrentar los grandes retos.
“Es un cambio de cultura laboral, de cultura empresarial, que a nivel mundial hay que transitar para lograr objetivos muy específicos y esta certificación nos lleva a esos niveles. Si hoy tenemos esos reconocimientos, ser un ente confiable se traslada a otras partes del mundo y el grado de confiabilidad crece”, explicó.
Carlos Gerardo Martínez González, vicepresidente del Comité Ejecutivo Nacional de la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (Caaarem), expresó que en un mundo cambiante como en el que vivimos es necesario pensar cómo enfrentar los retos actuales y los que habrán de venir.
“Es muy importante que el agente aduanal piense tanto en el valor agregado como el valor estratégico. Nuestra aduana, nuestro comercio exterior tienen muchos retos, que están ligados al país, pero también al resto del mundo, y ahí es donde tenemos que estar preparados y tener una visión a futuro.
“Nos estamos cuestionando mucho de lo que hemos vivido. El agente aduanal tiene un compromiso de evolución, de ir adelante, de mejora, pero también tiene que mantener el principio de su especie. No podemos perder el principio bajo el cual fuimos creados: el control y certidumbre para que importadores y exportadores tengan maneras ágiles y confiables de hacer comercio”, enfatizó.