La discusión sobre las futuras relaciones aduaneras deReino Unido con la Unión Europea ha hecho que se polaricen más que nunca las posiciones respecto al Brexit y la primera ministra Theresa May se enfrenta a una de sus decisiones más difíciles hasta el momento.
Bajo la presión de la UE para avanzar en las conversaciones sobre la relación futura, May debe apostar por una propuesta aduanera que una, o al menos no separe, a su Gobierno y su partido y que pueda ser aprobada por el parlamento británico.
May incluso ha dividido a su gabinete en dos bandos para trabajar en la mejora de las dos propuestas presentadas para intentar hacer de las dos una única oferta más aceptable para las facciones enfrentadas.
Hay poco tiempo. La UE espera que haya logrado progresos de cara a la cumbre en junio y ambas partes quieren alcanzar un acuerdo en octubre. También es necesario que se apruebe en el Parlamento una serie crucial de proyectos de ley antes de la salida de Reino Unido de la UE el próximo marzo.
“Tenemos que alcanzar una postura que represente lo que la gente ha votado. Y entonces presentarla”, dijo una fuente del Partido Conservador de May. “Ya es hora. Manos a la obra”.
Esta batalla es la última de una serie de conflictos librados no solo dentro de su propio partido, sino también en la Cámara Alta y Baja del Parlamento y en un país profundamente dividido desde que votó por abandonar el bloque en 2016.
Los activistas a favor de permanecer en la UE, alentados por las derrotas del gobierno en la Cámara de los Lores, están incidiendo en su petición de que Reino Unido se mantenga lo más cerca posible del bloque. Los partidarios del Brexit intentan garantizar que May cumpla con su palabra de cortar por lo sano para que Reino Unido pueda “retomar el control” de sus leyes, su dinero y sus fronteras.
Hasta ahora, May tiene pocas opciones y no quiere hacer nada que no sea aferrarse a su gastado guión de que Reino Unido abandonará el mercado único de la UE y la unión aduanera. El Partido Laborista de la oposición está feliz de dejarlo en sus manos.
Pero a medida que el tiempo pasa, estas decisiones que se han postergado son cada vez más apremiantes, mientras los negociadores de la UE esperan a la propuesta detallada de Reino Unido no sólo sobre las aduanas, sino también sobre los acuerdos en materia de comercio exterior y de gobernanza.
Algunos dicen que la opción preferida por May es una asociación aduanera. Bajo esta propuesta, Reino Unido impondría aranceles a los bienes que entraran en el país en nombre de la UE.
La segunda opción es un acuerdo simplificado de aduanas ahora conocido como “max fac”, abreviatura en inglés de facilitación máxima. Según esta propuesta, los comerciantes que formen parte de una lista aprobada o “comerciantes de confianza” podrían cruzar las fronteras libremente con la ayuda de tecnología automatizada.
Ambas propuestas han dividido en dos el gabinete de ministros de May y su partido.
Aquellos que quieren mantener una relación lo más cercana posible a la UE apoyan la opción de una asociación aduanera, incluido el ministro de Empresa Greg Clark, que dijo que cientos de trabajos relacionados con la fabricación de vehículos estarían en peligro si Reino Unido no pudiera comerciar libremente con la UE.
Pero los partidarios del Brexit detestan una alianza de este tipo, ya que afirman que mantendría a Reino Unido dentro de los límites de la unión aduanera de la UE. El ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, tachó esta opción de “locura”. No obstante, el lunes insinuó que apoya la posición de May de realizar concesiones.
Ellos apoyan la opción “max fac”, cuya puesta en práctica podría llevar años según los críticos.
May ha pedido que se trabaje más en las dos opciones y ha dividido a los ministros en dos equipos para encontrar soluciones mediante una lluvia de ideas.
“Se está trabajando en esto de manera prioritaria”, dijo el portavoz de May.