sábado, noviembre 23, 2024

Del NAFTA al USMCA

El USMCA firmado in extremis el 30 de septiembre, puede que no sea el tratado comercial más importante jamás negociado por EEUU, dijo Donald Trump al anunciarlo, pero sin duda será uno de los grandes legados de su mandato y probablemente su mayor victoria política.

El nuevo acuerdo comercial entre EEUU, Canadá y México (USMCA, por las iniciales de los tres países) firmado in extremis el 30 de septiembre, puede que no sea “el tratado comercial más importante jamás negociado por EEUU”, dijo Donald Trump al anunciarlo, pero sin duda será uno de los grandes legados de su mandato y probablemente su mayor victoria política.

Al filo de la medianoche del día 30, cuando ya casi se daba por hecho que el acuerdo sería solo bilateral, la ministra canadiense Chrystia Freeland logró superar las últimas diferencias con Robert Lighthizer, su contraparte en la negociación.

Las exportaciones de México a EEUU supusieron el 28% de su PIB en 2017, mientras que las de Canadá fueron el 19%. En sentido inverso, las de EEUU a México solo representaron el 1,3% y las de Canadá el 1,5%. En esas condiciones era casi imposible que David impusiera nada a Goliat.

El USMCA –que preservará el núcleo del Nafta para regular un comercio trilateral de 1,2 billones de dólares anuales– probablemente será firmado por Trump, el primer ministro canadiense Justin Trudeau y el presidente mexicano Enrique Peña Nieto en la próxima cumbre del G20 en Buenos Aires y entrará en vigor en cuanto sea ratificado por las tres legislaturas nacionales.

Si los demócratas se hacen con el control del Congreso en las legislativas de noviembre, todo se puede complicar. Pero dado que el comercio trilateral se ha triplicado desde 1994 y que el nuevo texto incorpora cláusulas como el derecho a la sindicalización y mayores protecciones a la propiedad intelectual y al medio ambiente, defendidas siempre por los demócratas, al final Trump se saldrá con la suya.

Charles Schumer, líder de la minoría demócrata del Senado, ha elogiado a Trump por las “mejoras” introducidas. El pacto no es una mera revisión del Nafta: en sus 500 páginas exige, entre otras cosas, que el 45% de los componentes de los automóviles sean manufacturados por trabajadores que ganen 16 dólares/hora, muy por encima de la media mexicana.

Las reglas de origen requerirán además que el 75% de los coches comercializados en el bloque tengan un contenido regional frente al 62,5% anterior. Los aranceles sobre el acero y el aluminio del 25% se mantienen.

En ciertos casos habrá restricciones “voluntarias” a las exportaciones y se eliminarán varios mecanismos de resolución de disputas comerciales. México y Canadá solo lograron mantener paneles independientes en casos de dumping o ayudas prohibidas; es decir, cláusulas similares a las que Barack Obama logró incluir en el TPP, el acuerdo transpacífico del que Trump se retiró. Para el resto del mundo el USMCA tiene varias lecciones.

Trump utilizó sin escrúpulos todo su poder de presión para doblegar las resistencias de México y Canadá, recuperando sus agresivos métodos de negociación: en 20 meses ha replanteado las relaciones comerciales con países que representan casi dos tercios de los 3,9 billones de dólares en bienes que EEUU compra y vende a nivel global.

Con la vista puesta en China, Trump acaba de renegociar su tratado comercial con Corea del Sur. Y, tras resistirse, Japón ya ha accedido a negociar otro con EEUU.
Pese a todo, el alivio fue tangible en Ottawa y Ciudad de México. El dólar canadiense y el peso mexicano se revalorizaron y las bolsas subieron. Peña Nieto difícilmente hubiese podido encontrar un mejor modo de terminar su sexenio, mientras que su sucesor, Andrés Manuel López Obrador, podrá ahora concentrarse en su ambiciosa agenda interna.

En México los acuerdos internacionales tienen rango constitucional, por lo que incluso si el gobierno de López Obrador intentara renunciar a las normas del USMCA, se vería maniatado legalmente. Lo más importante para sus intereses económicos inmediatos es que las complejas cadenas de producción norteamericanas, que permitieron a México exportar en 2017 bienes por valor de 410.000 millones de dólares, el 80% de ellos a EEUU, se mantendrán intactas.

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Cortesía de Investing.com

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