Andrés Manuel López Obrador aseguró que la visita de Marcelo Ebrard a Japón rindió sus frutos pues el gobierno de ese país se dijo interesado en seguir invirtiendo en el país ya durante su Gobierno.
Desde Tabasco, en donde se encontró con el gobernador y futuro mandatario de la entidad, Arturo Núñez y Adán Augusto López, respectivamente, López Obrador explicó que este sábado Ebrard lo alcanzó en Ciudad del Carmen exclusivamente para notificarle que “hay disposición del gobierno de invertir en México”.
Como explicó LPO, el futuro canciller a puesto la mira en el continente asiático para abrir más posibilidades comerciales y de frente al USMCA, que parece complicar un acuerdo comercial con países como China, en noviembre Ebrard viajará a este país para continuar estrechando lazos comerciales.
Por su parte, el futuro Presidente de México enfocó su encuentro para hablar sobre el futuro energético del país, pues en esta entidad proyecta la construcción de una refinería, clave para cumplir su promesa de dependencia energética.
Detalló que en el primer día de su mandato se lanzará la licitación de construcción de ésta, en la cual hay una inversión programada de cerca de 8 mil millones de dólares para la construcción que se prevé dure 3 años.
“Así como en 1938 se rescató el petróleo, en el 2018 vamos a rescatar la industria petrolera con el apoyo de los tabasqueños”, señaló el tabasqueño y se comprometió a que “a mediados del siguiente sexenio ya no se compre combustible al extranjero. Vamos a cumplir con todos los requisitos de Ley (con la refinería).
Continuando con el tema petrolero, también refirió el tema de los trabajadores. Dijo que “se termina el voto a mano alzada que tienen que enseñar la ficha. Eso ya no. Es voto secreto, en urna, trabajador por trabajador. Para que sean los trabajadores los que decidan quién sea su representante sindical. Se acaba el charrismo sindical”.
Además, dijo que estará prohibida la venta de obras con sobre costo. “En los últimos tiempos han habido muchas irregularidades de empresas que reciben contratos y no cumplen o dejan tiradas las obras y son marrulleros profesionales porque entablan denuncias o ganan una licitación con la oferta más baja -mil millones, por ejemplo-, pero a los tres, seis meses empiezan a pedir ampliaciones pero al final la obra que se comenzó termina costando dos mil o tres mil millones”.