El sector cementero podría ligar dos años consecutivos de nulo crecimiento, pese a los proyectos que se realizarían este año.
Otros análisis se basan en un dato duro conocido por todos que tampoco abona al optimismo: la expectativa del PIB para este año. Cuando apenas estamos a la mitad del segundo mes del año, ya se hizo la primera revisión a la baja de este indicador y pasó de 1.2 a 1.0 por ciento, de acuerdo con varios bancos y analistas consultados por Banxico, impactando directamente a una industria que reacciona por completo a los ciclos de la economía, mientras más deprimida se encuentre esta, menos probabilidades de crecimiento existen para una industria como la de la construcción.
El panorama negativo es una mala noticia para los poco más de 20 mil empleos directos que genera la industria, y también para los más de 110 mil que se generan de manera indirecta, las empresas han lidiado por años con la que ya es la crisis más prolongada del sector en la historia económica moderna del país.
Estos son los datos duros que avalan la expectativa negativa
De acuerdo con S&P Global Ratings, el año pasado el volumen de las ventas de cemento en México disminuyó aproximadamente 10 por ciento, en este sentido la casa de análisis espera un crecimiento cero o incluso que se registre una ligera contracción en 2020. De confirmarse la expectativa, sería el desempeño más débil en dos años consecutivos en la última década. La marcada contracción en los volúmenes de cemento empezó a finales de 2018 y la detonaron diversos factores locales, entre los que destacan la cancelación del proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco, además de las débiles condiciones económicas que llevaron el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a un decrecimiento de 0.1 por ciento en 2019.
También, una caída en la construcción de nuevas viviendas debido a la reducción del subsidio federal, así como el menor número de adjudicaciones al sistema nacional carretero, y la suspensión parcial de varios proyectos de construcción comercial y residencial en la Ciudad de México, contribuyeron a las condiciones de estancamiento.
S&P Global ratings señala que el consumo de cemento y las actividades de construcción no solo se correlacionan con el crecimiento económico y la inversión privada, sino también con el gasto del sector público en infraestructura y obras públicas.
La pregunta clave para la industria cementera mexicana es si existen condiciones en el mercado local para revertir rápidamente la tendencia negativa, como sucedió en 2014. En opinión de S&P, la respuesta depende de la capacidad del gobierno para restablecer la confianza de los inversionistas e impulsar el consumo, así como para avanzar con una política de vivienda más decisiva e implementar el plan nacional de infraestructura, que serían elementos clave para impulsar las expectativas de crecimiento del cemento en los siguientes años.
Así lo reflejan las acciones de las cementeras
El balance de las acciones de las empresas cementeras que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) reflejan el mal desempeño del sector durante los últimos años, aunque a veces se generan cifras que podrían ser un tanto engañosas.
Por ejemplo, el precio de la acción de Cemex, empresa que es por mucho la cabeza del sector, refleja una ganancia en lo que va del año de 15.07 por ciento. Sin embargo, este aumento obedece a que la acción bajó demasiado y los inversionistas vieron la oportunidad de “cascar”. Si vemos la fotografía de largo plazo de la compañía, tenemos que en los 12 meses recientes la acción de Cemex se ha caído 13.34 por ciento.
Algo similar sucede con la acción de Elementia, que este año acumula un aumento de 3.91 por ciento, pero que en el balance del último año tiene una pérdida de 7.61 por ciento. Por lo que respecta a la acción de Grupo Cementos de Chihuahua (GCC), su balance del año es negativo con menos 2.05 por ciento, mientras que a un año tiene una ganancia de apenas 1.90 por ciento.
El factor que podría sacar a la industria del atolladero
En el análisis de S&P Global Ratings, se señala que hay un factor que podría sacar a la industria del atolladero: “Una ejecución eficiente del Plan Nacional de Infraestructura podría impulsar a la industria cementera; este plan incluye proyectos con la participación del sector privado en los sectores de refinación, gas natural, aeroportuario y de telecomunicaciones.”
Este año, las inversiones privadas podrían alcanzar los 160,000 millones de pesos en la forma de asociaciones público-privadas. Sin embargo, esperamos que el sector privado continúe cauteloso en 2020 debido a que prevalecen riesgos económicos e incertidumbre política, lo que probablemente mantenga baja la demanda de cemento.
*Fuente: https://www.altonivel.com.mx/