El colimense Alex Casarrubias García fue designado director de la Administración Portuaria Integral de Puerto Vallarta, en sustitución de Francisco Martínez Narváez, quien aceptó su jubilación tras más de once años de dirigir este organismo.
La prensa vallartense había adelantado el retiro de Martínez Narváez desde la semana pasada. Y, luego de la reunión de consejo en la API-PV, el viernes, se anunció el nombramiento de Casarrubias García por parte de la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante.
Esta designación fue saludada por los medios y la comunidad portuaria en razón de que el nuevo titular fungió como subgerente de Comercialización de esa Administradora, hace algunos años.
Entrevistado vía telefónica, Alex Casarrubias confirmó la noticia desde sus oficinas en la API de Mazatlán, donde se desempeñó hasta el día de ayer como gerente de Comercialización.
De paso, hizo un recuento de lo que ha sido su trayectoria en el sector marítimo desde que en 1995 se vinculó a los puertos mercantes al presentar en el CIDE una tesis de maestría sobre el proceso de privatización portuaria, ejemplificado en el caso Manzanillo.
Dio la casualidad de que su director de tesis era el director de estudios financieros en puertos mexicanos. Y, de esta manera, entró a la paraestatal Puertos Mexicanos, comisionado a Vallarta, Jalisco, como subgerente de Comercialización.
En 1999, al llegar Martínez Narváez a la API en Puerto Vallarta, desde la subgerencia Alex Casarrubias impulsó la creación de una jefatura en Relaciones Públicas.
En esas circunstancias le tocó atestiguar la conversión de la API-PV de una delegación federal en empresa de servicios. Y las primeras negociaciones con las líneas navieras de cruceros, ya en esas condiciones.
Buena parte de esas reflexiones las plasmó en un artículo que publicó en 2000 en la revista México, de la Universidad de Guadalajara. Ahí dejó constancia de la necesidad que tenía nuestro país de contar con una política pública de cruceros. Lo que más tarde le permitiría a Alex trabajar en el quipo de redacción del documento rector de las políticas de cruceros, junto a otro colimense, Cecilio Lepe, hijo.
En 2002, Alfonso Gil Díaz, director de la API-Mazatlán, lo invitó a cubrir la vacante de gerente de Comercialización. Pero mantuvo sus vínculos con Vallarta, ya que el cien por ciento de los cruceros que tocan el puerto de Sinaloa, corresponden al 90 por ciento de los cruceros que tocan al destino jalisciense.
A partir de 2004, la administración portuaria que pertenece al sector Comunicaciones y Transportes y regularmente se avoca al manejo de la carga, comenzó a trabajar estrechamente con la Secretaría de Turismo.
PUERTO DE CRUCEROS
A diferencia de la API-Manzanillo que opera el mayor número de contenedores en los puertos del Pacífico mexicano, y empieza a recibir cruceros fuera del recinto portuario, la API de Vallarta es completamente turística. No atracan buques de carga en sus muelles.
Pero al margen de los cada vez más grandes cruceros que tocan el puerto jalisciense, a la API de Vallarta le corresponde facilitar la operación de las embarcaciones menores que limitan sus recorridos a la Bahía de Banderas, flota que mueve a unas 650 mil personas al año.
Para Alex Casarrubias, en 2010 aún la temporada baja será buena en Vallarta y Mazatlán. Mientras el año pasado, durante el época de huracanes, sólo llegó un crucero, el Carnival Splendor, en éste serán tres: el ya mencionado Splendor, más el Mariner of the Seas (de la Royal Caribean, crucero que con sus 3 mil 500 pasajeros es la nave más grande que surca el Pacífico) y el Ocean Dream de la línea Pulman Tours, el único de los tres que también llegará a Manzanillo.
Para el profesionista colimense, hijo del profesor Leopoldo Casarrubias, la marina mercante es un negocio apasionante, que cada vez cobra mayor importancia económica para nuestro país por el creciente número de arribos y el cada vez más grande tamaño de los barcos.
En 1995, cuando Alex comenzó a trabajar en el sector, a Vallarta arribaban cien cruceros al año, con unos 128 mil turistas a bordo. Quince años después, son 245 los arribos y 600 mil el número de cruceristas.