sábado, noviembre 23, 2024
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China apuesta por la consolidación de las siderúrgicas

Los líderes de China están forjando lo que pronto podría ser la mayor siderúrgica del mundo, manteniendo su postura de que en el caso de las empresas estatales, ser grande es bueno pero ser gigante es aún mejor.

BEIJING—Los líderes de China están forjando lo que pronto podría ser la mayor siderúrgica del mundo, manteniendo su postura de que en el caso de las empresas estatales, ser grande es bueno pero ser gigante es aún mejor.

La fusión es el intento más reciente de China por crear “campeones nacionales” que puedan competir a nivel mundial y reducir el exceso de capacidad para adaptarse a la caída de la demanda. Esto tiene lugar en momentos en que Beijing recibe más quejas internacionales por sus exportaciones de acero barato.

No obstante, en el pasado tales esfuerzos no han mejorado la eficiencia. Además, la consolidación ha atrincherado a las empresas estatales en sus posiciones estratégicas de poder en la economía, pese a las promesas de Beijing de dar un papel más importante al sector privado.

A través de créditos baratos y el apoyo estatal, Beijing ha intentado por dos décadas formar gigantes industriales, creando por ejemplo el mayor fabricante de trenes del mundo y otros titanes. Sin embargo, factores sociales y políticos, como mantener a la población empleada para evitar agitación social, con frecuencia se han impuesto sobre fines comerciales, como paralizar la producción para reducir pérdidas.

En tanto, la eficiencia de la industria pesada de China continúa en descenso. En los sectores siderúrgico y de procesamiento de petróleo, por ejemplo, un tercio de la capacidad estaba sin utilizar a comienzos de este año.

Como parte del esfuerzo más reciente de China, las dos mayores siderúrgicas de China, Baosteel Group Corp. y Wuhan Iron & Steel Group Co., o Wisco, confirmaron este martes sus planes de fusionarse. Los 130,000 trabajadores de Baosteel casi igualan el total empleado por la industria siderúrgica de Estados Unidos.

Si China agrega una o dos acereras más, como prevén funcionarios y analistas, la producción de la nueva empresa eclipsaría la del mayor productor mundial, ArcelorMittal SA, que tiene su sede en Luxemburgo.

“Esta es la inevitable forma de lidiar con la caída de la demanda, y ayudará al desarrollo estable de la industria siderúrgica global”, sostiene Dai Zhihao, presidente de la subsidiaria de Baosteel que cotiza en bolsa.

Las compañías se abstuvieron a responder a solicitudes de comentarios, aduciendo normas bursátiles. Ma Guoqiang, un veterano de Baosteel y actualmente presidente de la junta de Wisco, que tiene una pesada carga de deuda, dijo a la agencia de noticias estatal Xinhua en julio que era necesaria una “verdadera reestructuración” para reducir la sobrecapacidad.

“Las megafusiones no llevan necesariamente a una buena reestructuración”, añadió.

Las siderúrgicas chinas, incluidas Baosteel y Wisco, se han comprometido a reducir 45 millones de toneladas de capacidad este año y 150 millones de toneladas en los próximos cinco años. Sin embargo, intentos previos fracasaron cuando fundiciones en desuso eran activadas conforme los precios del acero subían.

Esta vez, en momentos en que la economía china se desacelera y la demanda global de sus productos cae, el gobierno vuelve a recurrir a la consolidación para reafirmar su control sobre sectores rebeldes que no han respondido a las fuerzas del mercado.

Pese a un exceso mundial de buques de carga desde 2011, dos navieras estatales chinas encargaron embarcaciones cada vez más grandes, lo que le generó pérdidas mientras que sus pares internacionales registraron un margen de ganancia de 3,3%, según HSBC. Como solución, Beijing fusionó las dos empresas en marzo, creando la cuarta mayor empresa del sector a nivel mundial.

El gobierno chino redujo la cantidad de empresas de industria pesada de 196 en 2003 a 112 el año pasado. Para fin de año, apunta a bajar la cifra a menos de 100.

El acuerdo siderúrgico expande las políticas implementadas desde 2004 y se asemeja a la última ronda de megafusiones durante el punto álgido de la crisis financiera de 2009. Para ampliar el proceso reestructuración, Beijing también ha intentado recientemente vender más activos petroleros no esenciales. No obstante, sus metas de reducir el exceso de capacidad y crear compañías más competitivas a nivel mundial nunca se hicieron realidad.

Durante la última década, por ejemplo, las mayores acereras chinas se han vuelto gradualmente menos eficientes que sus pares de EU, Japón y Corea del Sur. El retorno sobre activos de la filial de Wisco que cotiza en bolsa cayó de 16% en 2004 a -3,6% en 2015 y el de Baosteel fue apenas mejor. Nucor Corp. , la mayor siderúrgica estadounidense, registró un retorno sobre activos de 4,7% el año pasado.

China también está rezagada en productividad. Un trabajador de Baosteel produce unas 269 toneladas de acero al año, según datos de la empresa. En comparación, en sus competidores globales la cifra se ubica en torno a 440 toneladas.

Gigantes siderúrgicos globales han despedido a miles de trabajadores en respuesta a los recientes bajones. Beijing dice que prefiere la consolidación para evitar que haya fuertes recortes.

China tiene dificultades para cerrar incluso los blancos más obvios en su campaña —fundiciones más pequeñas y altamente contaminantes—, lo que deja fragmentado el sector. Las 10 mayores siderúrgicas de China representaron 34% de la producción total en 2015, comparado con 53% en 2011 y muy por debajo de la meta oficial de 60%.

Reestructurar estas empresas sería una muestra importante para Beijing en su empeño por refutar las acusaciones de EU y Europa de que está sobreproduciendo y haciendo dumping de acero barato en los mercados mundiales, lo que debilita los precios.

La disputa comercial está enturbiando el intento de China de realzar su perfil internacional y acceder a mercados extranjeros.

Funcionarios chinos dicen que el acero del país es producido de forma competitiva. También han publicitado el desmantelamiento de fundiciones inactivas, entre ellas una gigantesca planta en Mongolia Interior el mes pasado.

De todos modos, el aumento de la eficiencia no parece ser, en última instancia, una prioridad. “Las compañías estatales deben ser lo suficientemente buenas, grandes y fuertes para no sacudidas” por la competencia global, dijo el presidente Xi Jinping el año pasado.

Sobre las carreteras llenas de baches de Muchangkou, una aldea ennegrecida por el hollín en el cinturón siderúrgico del norte, el humo ha empezado a subir nuevamente por las chimeneas de las decenas de acereras que no cotizan en bolsa, después de más de un año de una suspensión impuesta por el Estado.

Los funcionarios locales dependen de estas siderúrgicas, que suelen ser los mayores empleadores, para generar ingresos, dicen trabajadores y analistas. Las autoridades cierran las plantas bajo presión de Beijing pero luego a menudo permiten que reanuden su producción.

“Muchas plantas más pequeñas en el área han reanudado la producción”, cuenta Liu Haibo, un trabajador de 47 años que fue despedido de una siderúrgica de Muchangkou a principios del año pasado y fue contratado por otra este mes. “El gobierno local no dejará que colapsen”.

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Cortesía de Investing.com

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