La triste realidad en la que vive un país privilegiado por su situación geográfica que lo convierte en el ombligo del mundo de la marina mercante, pues rodeado de cuatro mares, uno de ellos de su propiedad exclusiva, mas de 11 mil kilómetros de litoral y una enorme zona económica exclusiva que ya ha puesto en venta al mejor postor el gobierno de Enrique Peña Nieto y ante la carencia de una verdadera Secretaria de Marina que contemple, que incluya actividades productivas al bienestar nacional como el comercio marítimo mercante, la flota pesquera, la turística y la conservación y cuidado de nuestros arrecifes, zonas de manglar costero y la preservación ecológica de nuestros litorales y el bienestar de la población que en ellos habita.
Los puertos marítimos son espacios físicos que permiten el enlace y movilización eficiente de bienes cuando estos son traslados por mar, cuyo destino y origen principal en el país se constituye de naciones del propio continente americano, del europeo y el asiático.
En México existen 107 sitios habilitados como puertos (92) y terminales (15), De los cuales sólo 47 cuentan con recinto portuario, de los 107 sitios decretados, 58 son controlados por algún tipo de API (Administración Portuaria Integral) y 49 son controlados por el Sector Central, de los 58 controlados por las APIS, 16 son administrados por APIS federales; 5 por APIS estatales, 2 por FONATUR y 1 por una empresa privada, los puertos cuya función es ser el punto de enlace entre el transporte terrestre y marítimo, por lo que cuentan con el espacio físico y la infraestructura que permite el intercambio logístico con otros medios, la realización de maniobras de carga y descarga de buques, así como el acceso y salida al mar de los mismos. Del mismo modo, integran espacios que permiten la actuación de las autoridades y la realización de los trámites aduanales correspondientes a la entrada y salida de mercancías del territorio nacional.
Los puertos tienen diferentes vocaciones y alcance, de modo que es posible encontrar los que tienen fines comerciales, turísticos, pesqueros, petroleros e incluso militares, y cuyo ámbito de acción es el plano internacional, llamados de altura, y aquéllos que trasladan mercancías entre puertos nacionales, nombrados de cabotaje.
Los puertos de altura comerciales de mayor importancia dado el tráfico de mercancías que presentan son el de Veracruz y Altamira, en el litoral del Golfo de México, y el de Lázaro Cárdenas y Manzanillo, en el Pacífico, que en conjunto participan con 57% de la carga total, 95% en contenedores y 65% de la agrícola a granel, ésta última movilizada de manera importante, junto con la mineral y general suelta, los puertos de Coatzacoalcos, Progreso, Ensenada, Guaymas y Topolobampo.
La importancia de los puertos en el comercio exterior es relevante porque conforman nodos en la logística de transporte que permitirá su entrega y recepción apropiada y oportuna en las regiones de consumo; éstos permiten aprovechar el amplio litoral del país y las condiciones naturales locales y, con diferente alcance y especialización, son reconocidos a nivel global por la calidad y eficiencia de sus operaciones, situación determinante en el mantenimiento y consolidación de las relaciones comerciales nacionales.
Pero la triste realidad es totalmente diferente, la Armada de México, compuesta de una serie de barcos viejos y desvencijados, generalmente estacionados en sus muelles navales por falta de combustible, solamente y si acaso efectúa un servicio de guardacostas y resulta incapaz con tanto barco viejo para establecer el dominio que el país requiere para el cuidado de su zona económica exclusiva y por ello, ocupados no en su labor de proteger la soberanía marina del país, sino efectuando labores de policía para lo que no están capacitados, ahora sus altos mandos vislumbran la posibilidad de enriquecerse, aprovechando que se carece de una Marina Mercante mediante el manejo de las instalaciones portuarias y sus actividades conexas..
Pero a raíz del asesinato del Varón de Cuatro Cienegas, se suceden, una tras otra las malas políticas nacionales, que poco a poco, pero inexorablemente se han encargado de mandar al diablo a nuestra marina mercante nacional y dando cuenta de ello, ahora se pretende militarizar los puertos haciéndose cargo de las administraciones portuarias (APIS) nacionales, las capitanías de puerto, las oficinas de la SAGARPA, la expedición de libretas de mar y de permisos de navegación turística y prestación de servicios turísticos y profesionales de buceo, capacitación portuaria, pesquerías, cargas y descargas portuarias y cuanta operatividad adicional se relacione con esta actividad. Esto solo acarrearía un dispendio por la duplicidad de funciones, una mentalidad “cuadrada”, el aumento de una burocracia mal preparada y proclive a la corrupción lo que acarrearía una disminución – como ya está ocurriendo – en el trasiego portuario. México, desde hace casi un siglo ha clamado por una Marina Mercante poderosa y competitiva con capacidad operativa para el manejo de nuestros puertos y cuya bandera nacional ondee orgullosa en los mares y océanos del mundo.
Es clara pues, la diferencia existente entre la Marina Militar (Armada de México) y laMarina Mercante Nacional, pero además en una verdadera Secretaría de Marina deben existir otras divisiones cuyas funciones presentan otras características diferentes como lo son las relativas a la Flota Pesquera, la Flota Turística y las acciones de Preservación y Conservación del Medio Ambiente Marino.