Los suculentos negocios colaterales al gigante portuario que nacerá en Tuxpan generan ya la codicia de tiburones del mercado de carga ante la demanda de autotransportistas, prestadores de servicios y decenas de actividades exigidas por el recinto en ciernes; el septuagenario empresario Guillermo Woodward es uno de quienes espera alzarse en la región.
En conversaciones privadas, el agente aduanal, autodenominado “dueño del mar”, ha aceptado su interés por este nuevo puerto situado en el Golfo de México, que promete un boom de actividades en las que más de un prestador de servicios portuarios tiene interés por un mercado aduanal que promete más de 750 mil contenedores por año.
El empresario de marras, patrono y señor de las operaciones aduanales en el primer puerto del país, Manzanillo, en el Pacífico mexicano, ahora ha puesto el ojo al municipio de Rodríguez Cano, el legendario secretario del Presidente veracruzano Adolfo Ruiz Cortines (1955).
El lema de su empresa en su web autodetermina el carácter del empresario quien ha decidido ir por Veracruz: “no tenemos límites ni fronteras”, según argumenta en el sitio donde presume los buques y terminales como si fueran del Grupo Woodward.
Como sea, la organización que encabeza tiene con qué para ir por la región orgullo del político, académico e ideólogo veracruzano Jesús Reyes Heroles. Integradora Aduanal y de Servicios Woodward o Grupo Woodward está formada por un emporio de nueve empresas de logística integrada que le aseguran devorar a la competencia.
El poder económico que despliega este empresario para ir por cualquier negocio es de fama y no es un secreto que gusta de regalar centenarios o monedas conmemorativas a quien visita su oficina de la Avenida Teniente José Azueta, en una actitud interpretada por muchos empresarios del sector como reafirmación de su controvertido señorío.
La abundante facturación procedente de más de mil 200 clientes, de acuerdo con datos de la propia empresa, ha permitido al Grupo montar representaciones comerciales en Asia, los EE.UU. y Europa, mientras que en territorio nacional el consorcio de negocios se extiende por Altamira, Veracruz, Lázaro Cárdenas, Guadalajara, Coahuila y Monterrey, además de Manzanillo y Texas.
Sin embargo muchos cuestionan el gusto del conglomerado por las trampas. A fines de 2012, Guillermo Woodward protagonizó una feroz lucha contra la dirección del puerto de Manzanillo debido a la compra ventajosa de una calle de acceso al puerto, que cambió después por la legalización de la posesión de una terminal no concesionada a su empresa.
Comercializadora La Junta transfirió bajo extraños artificios la concesión de la terminal a Guillermo Woodward en favor de su empresa TAP, cuando fungía como director general del puerto Jesús Orozco Alfaro, político del PRI, actual director del puerto de Tampico.
De por medio, trascienden versiones de que el político y empresario inmobiliario Alejandro Meillón habría negociado con el Grupo la entrega de al menos una embarcación de recreo tipo yate a cambio aceptar la trasferencia por parte de la Administración Portuaria Integral.
Con este antecedente Woodward ahora va por el puerto de Tuxpan que dirige Jorge Ruiz Ascencio y donde prevé ir adelante frente a de competencia regional.