Viajar en tren de la capital a Querétaro sería una realidad con AMLO, no con Peña.
El virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, podría materializar la obra que causó dolores de cabeza a la administración de Enrique Peña Nieto y que en última instancia optó por cancelar.
“La idea es retomarlo [el proyecto del tren México-Querétaro], claro, es un tema muy añejo que quisiéramos retomar porque es el arranque de todo un sistema de ferrocarriles de pasajeros de la República”, declaró Javier Jiménez Espriú, virtual Secretario de Comunicaciones y Transportes en el sexenio de Obrador, durante una conferencia en junio en la Universidad Autónoma de Querétaro.
Ya con el conocimiento de que Obrador será el próximo presidente de México, Espriú compartió en las primeras semanas de julio con el diaro El Financiero que la construcción del tren México-Querétaro sigue en los planes del próximo sexenio.
“Nuestra idea es definir una Red Nacional de Ferrocarril, esa red tiene diferentes tramos importantes y dentro de ella definiremos cuáles son los tramos de más urgente atención, tanto por la repercusión que tiene a nivel social como económico, porque esos tramos detonarán proyectos de desarrollo regional”, mencionó Jiménez Espriú.
Fue el 1 de diciembre del 2012, horas después de haber rendido protesta que el presidente Peña Nieto anunció la construcción del tren rápido México-Querétaro.
“En México volveremos a tener trenes de pasajeros para conectar nuestras ciudades (…) He ordenado al secretario de Comunicaciones y Transportes arrancar en 2013 la construcción del tren México-Querétaro”, declaró Peña Nieto con entusiasmo en su primer día en el cargo.
No obstante, quien fuera el saliente gobernador del Estado de México no se imaginó que ese mismo proyecto le daría dolores de cabeza los primeros años de su mandato y que en última instancia sería Obrador, personaje que representó la oposición durante su sexenio, quien se adueñara de la idea de construirlo.
Sin ninguna otra propuesta sobre la mesa, fue el gobierno chino, a través de dos constructoras estatales, el que en noviembre del 2014 ganó la licitación para realizar la magna obra.
De acuerdo con información que luego sería revelada por el portal Aristegui Noticias, Luis Videgaray, entonces Secretario de Hacienda, se reunió con el gobierno chino 11 meses antes del lanzamiento de la licitación con el propósito de entregarles a ellos el proyecto del tren en alianza con las mexicanas: Constructora y Edificadora GIA, Prodemex, GHP Infraestructura mexicana y Constructora Teya.
El mismo mes que al gobierno chino se le entregó la licitación, Aristegui Noticias presentó el reportaje de ´La Casa Blanca´, en el cual se revelaba que el presidente y su familia vivían en una casa de Juan Armando Hinojosa Cantú, dueño de Grupo Higa y de la constructora Teya. El conflicto de interés era bastante claro.
Ante la polémica, el gobierno federal optó por cancelar la licitación y realizar una nueva.
El 14 de enero del 2015 el gobierno divulgó las bases preliminares de la nueva licitación, cuya publicación definitiva se esperaba para el 29 de enero de ese mismo año. Sin embargo, un día antes la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) anunció que la publicación de las bases se posponía y el 30 de enero, sorpresivamente, Luis Videgaray anunció que el tren México-Querétaro quedaría suspendido indefinidamente debido a recortes en el presupuesto derivados de la caída de la renta petrolera.
A pesar de que la rentabilidad social y económica del proyecto estaban respaldadas por un análisis costo-beneficio publicado por el gobierno federal, esta obra se canceló sin cuestionamiento.
En este análisis que aún se puede encontrar en la página de la Secretaría, se especifica que el costo del tren sería de 43 mil 579 millones de pesos, un monto ligeramente superior al presupuesto total aprobado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para el ejercicio 2018.
El mismo análisis con una proyección a 35 años incluye una tasa de rentabilidad inmediata del 10.87%, lo que sumado a los beneficios sociales en forma de disminución del uso del automóvil, reducción en costos de operación vehicular y ahorro en tiempos de viaje, hicieron que el proyecto se calificara como económica y socialmente rentable.
Según el portal de Aristegui Noticias a raíz de la cancelación del proyecto el gobierno chino exigió una compensación de 11 mil millones de pesos, aunque esto ha sido negado por la SCT, quien afirma que el único pago que realizó al consorcio encabezado por China Railway fue de 23 millones de pesos en resarcimiento por lo ocurrido.
Ante este panorama, la obra que debió ser insignia del gobierno de Peña Nieto, ahora quiere ser retomada por Obrador y su equipo.