Pese al entendimiento trilateral entre Canadá, México y Estados Unidos, el acuerdo por el nuevo tratado de libre comercio entre las tres potencias económicas de América muestra el lado más proteccionista del presidente de los Estados Unidos. Para Trump, el déficit comercial que presenta Estados Unidos sigue siendo un tema prioritario y debe primar en las agendas de la Casa Blanca. Para el presidente, el reajuste de deuda, la nueva tasa de desempleo o los récords que alcanzó Wall Street hace unas semanas parecen no contentarle, pues sigue en su obsesiva intención de reducir el déficit comercial mediante la guerra.
El presidente Donald Trump sigue en su postura con el resto del mundo, una postura de rechazo y supremacía de Estados Unidos ante el resto de países, aunque la versión para el presidente está muy desligada a la realidad. Para el presidente de Estados Unidos, China, con la complicidad de la Organización del Comercio Internacional, está acabando con Estados Unidos en la lucha por el liderazgo del comercio internacional y, aunque el liderazgo del gigante asiático proceda, en gran parte, a su gran apuesta por el comercio internacional, este es intolerable para el presidente de los Estados Unidos.
Estas tensiones ya comienzan a hacer mella en la economía global. El Fondo Monetario Internacional, organismo que preside la exministra de Economía francesa, Christine Lagarde, ya se ha postulado en contra de esta actitud por parte de la presidencia de Estados Unidos y ya ha avisado de las fatales consecuencias que podría traer la guerra comercial entre los dos líderes mundiales. Por otro lado, el organismo ha avisado de una rebaja, un nuevo ajuste, en las perspectivas de crecimiento económico, pues el nuevo escenario político no acompaña a las previsiones que se daban hace unos meses.
Esto puede significar un gran problema, más aún cuando todos los analistas y entidades financieras del mundo avisan de una nueva gran recesión a la vuelta de la esquina. La expansión económica que se pronosticaba para estos próximos años hubiese sido de vital importancia para la realización de reajustes de deuda que hubiesen supuesto una gran reducción en los riesgos para la economía global, y así es como lo advirtió el Fondo Monetario Internacional, que advirtió de los grandes riesgos que suponen unas altas tensiones comerciales junto a la creciente deuda que cosecha las dos economía más fuertes del mundo.
Ante un escenario económico positivo, la expansión económica facilitaría las cosas y ese reajuste de deuda y reducción de riesgos que planteaba el organismo a ambos países podría darse. Pese a esto, las tensiones comerciales siguen en aumento y el objetivo de deuda parece que se volverá a retrasar, por lo que los riesgos siguen en aumento y acercan, cada vez más, la nueva recesión que se espera para el 2020.
No obstante, aún estamos a tiempo, por lo que esperamos que se logre acceder a un punto de entendimiento entre Estados Unidos y China que devuelva la estabilidad y tranquilidad al comercio mundial, así como a los inversores y a los mercados. El nuevo acuerdo de libre comercio con Canadá y México muestra a un Trump proteccionista, pero abierto a negociar. Esperemos que esto mismo ocurra con las tensiones de China, pues de no revertirse la situación, el pronóstico para la economía mundial será bastante negativo.
*Analista en Economipedia y Foro Económico Mundial, director de desarrollo de negocio de HAC Business School de Nueva York.