A finales de junio, la economía mexicana muestra importantes fortalezas que hablan bien de su capacidad para enfrentar choques externos; de un mercado laboral sólido, al igual que finanzas públicas, que están ahora menos dependientes de la explotación del crudo encontrado en el fondo del Golfo de México y en nuestro macizo continental.
Ésa será la herencia de la actual administración al nuevo gobierno que en breve estará ejerciendo su autoridad.
Las reservas internacionales del Banco de México están en 173 mil 177 millones de dólares y, adicionalmente, están apoyadas por la línea de crédito flexible de 87 mil 652 millones de dólares que tenemos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde hace muchos años y que no hemos tenido necesidad de ejercer.
Por su parte, el tipo de cambio también refleja fortaleza, con una cotización de 19.72 pesos por dólar, habiendo estado sujeto a poca variabilidad, no obstante el lento proceso de la negociación con EU y Canadá en los temas relacionados con el acuerdo de libre comercio entre los tres países de América del Norte.
Adicionalmente, el Producto Interno Bruto (PIB real) viene creciendo a un ritmo saludable de 2.3 por ciento al finalizar el año, y la tasa de desempleo apunta a cerrar el año en 3.2 por ciento, como proporción de la Población Económicamente Activa (PEA).
Asimismo, la inflación viene bien, con un crecimiento de 4.5 por ciento en su índice nacional de crecimiento en los precios. Luego, también los ingresos tributarios como proporción del PIB habían andado entre el 8.5 y 8.8 por ciento, ahora cerrarán el año en 13.1 por ciento.
Además, el balance público, como proporción del PIB, que en años recientes se había subido ligeramente a niveles positivos, como signo de déficit, ahora cerrará el 2018 en -1.1 por ciento; y la deuda pública, que ahora figura buen manejo de las finanzas públicas, representará a finales de año, el 44.2 por ciento del PIB.
Esas cifras y signos nos hablan de una economía con solidez macroeconómica, previa a la elección.
Asimismo, contar con un régimen de tipo de cambio flexible permite a éste absorber choques externos y evita que afecte a otras variables. La incertidumbre por la tardanza en concluir la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha causado efectos de segundo orden, que pronto serán superados.
Por su parte, el avance del empleo formal en el sexenio ha sido notable, por lo que se debe a la formalización de empleos, antes informales, y a la generación de otros. O sea, México está originando nuevos empleos, mejor pagados y, sobre todo, con seguridad social.
El jueves pasado, a sólo tres días de la elección presidencial en México, el peso sorprendió a los mercados con una apreciación de 45.25 centavos frente al dólar, la mayor ganancia registrada desde marzo de 2017, al cotizarse en 19.72 pesos por dólar.