El desabasto de gasolina que se vivió en fechas recientes en varias partes del país e incluso los bloqueos ferroviarios en Michoacán, pusieron a prueba la paciencia tanto de la población que apoya las medidas tomadas por el gobierno, como de aquellos que tienen una opinión distinta de la llamada cuarta transformación.
En términos empresariales, la iniciativa privada vio compleja la cuesta de enero por este tipo de crisis, porque entre otras cosas, su infraestructura logística y cadena de suministro les mostraron dónde están parados.
Las organizaciones preparadas activaron su Plan de Recuperación de Desastres (DRP por sus siglas en inglés), el cual permitió reducir los efectos de la crisis, como fue blindar sus inventarios e incluso accionaron su canal de proveedores sustitutos de materias primas para asegurar la continuidad de sus operaciones, estos son algunos de los beneficios que les brinda un DRP, aunado a sus plataformas omni-canal (venta en línea con canales de distribución modernos).
En momentos donde el consumidor disminuyó la adquisición de productos de segunda o tercera necesidad durante las compras de pánico de combustible, las empresas que dentro de su logística también consideran el omni-canal como factor estratégico, se dieron a la tarea de enviar promociones, ofrecer descuentos y enviar a domicilio los productos, aprovecharon el momento.
Pero qué pasó con las compañías no capacitadas para dar respuesta a esta situación exógena, improvisaron en el camino o pararon operaciones y dejaron de entregar sus productos, lo que impactó directamente en su competitividad.
En la práctica, este último fenómeno es común en la mayoría de las empresas en México, particularmente entre las Pymes, porque no ven a la logística como un motor de competitividad, sino como un gasto innecesario.
El Índice de Rendimiento Logístico 2018 del Banco Mundial, establece que la logística comprende una red de servicios que soporta el movimiento físico de bienes dentro y fuera de las fronteras, con un valor estimado a los 4.3 billones de dólares. Dicho índice compara el desempeño de 160 países, México ocupa la posición 53, dejando abajo a Brasil y a Argentina con tres y nueve lugares respectivamente.
Lo anterior, confirma que estamos preparados para aprovechar la infraestructura logística del país para mejorar el desempeño de los procesos operativos de las empresas.
¿Qué tan valorada está la logística en México?
De acuerdo con los resultados del estudio “La Cadena de Suministro como Motor de la Competitividad”, realizado por EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey, GS1 y Logística de México se conoció que, de 50 empresas encuestadas, el 59% respondió que no es necesario considerar las expectativas de los clientes en el diseño de sus operaciones logísticas, mientras que 41% sí toma en cuenta a sus compradores para ese propósito.
Lo que nos dicen las redes de logística modernas, es que el factor más importante a considerar al diseñar la logística de un negocio es poner al cliente en el centro, y diseñar en base a sus requerimientos y necesidades.
El análisis reveló también que las herramientas de planeación basadas en tecnología sí tienen un gran impacto en el desempeño de sus empresas, el 53% así lo afirmó. Aunque el 76% no cuenta con equipos automatizados de pronóstico y planeación.
Además, se encontraron diferencias relevantes entre las organizaciones maduras, grandes, de clase mundial y las medianas, porque las Pymes son las que menos están entrando en el tema de la logística, pero a su vez son las de mayor peso en nuestro país.
Cabe mencionar que las organizaciones participantes tienen amplias áreas de oportunidad para implementar metodologías Just inTime, porque sólo entre el 20 y 30% implementan dicho método, el cual ayuda a minimizar mermas, desperdicios y costos de almacenamiento.
Por lo que respecta al centro de distribución (CEDIS), el reporte plantea que son una de las grandes bases para la competitividad, y las estrategias que soportan se concentran en: un mayor nivel de servicio (59%), reducción de costos de transporte (41%), reducción de costos de almacén (39%), y simplificación de la estructura (22%).
Lo anterior son solo algunos de los datos recabados con la aplicación de 65 diferentes reactivos a 50 compañías, 88% de ellas fueron mexicanas y el 12% de capital extranjero, con operaciones en sectores específicos como el automotriz, retail, farmacéutico, consumo, manufactura, servicios y agronegocios.
El 52% se ubicó en la categoría de empresas grandes por contar con más de 250 colaboradores, mientras que el 30% registró una plantilla laboral menor y el 18% restante cuenta con menos de 50 trabajadores, estos dos últimos tipos de empresas se colocaron dentro de la categoría de las Pymes.
Por una mejor posición a nivel global
Alemania, Suecia y Bélgica son quienes ocupan los primeros lugares en el Índice de Rendimiento Logístico 2018, en ese orden. La cultura logística en nuestro país está en pleno proceso de expansión, con la expectativa de que en los siguientes años México escale globalmente una mejor posición a la que hoy asume, el uso de la tecnología es una pieza clave para lograrlo.