El gas natural que consumen las industrias en México cada vez depende más del suministro desde Estados Unidos, ante la caída en la producción de este energético por parte de Pemex desde 2013.
Los sectores industrial y eléctrico, que usan gas natural como uno de los principales combustibles para sus procesos, han volteado al mercado estadounidense para surtirse de este combustible en los últimos cuatro años.
Aunque Pemex produce cerca de 4,600 millones de pies cúbicos de gas al día, la mayor parte lo emplea para sus procesos industriales.
Por ello, el año pasado las industrias importaron cerca de 5,000 millones de pies cúbicos diarios, el 81% del total que se consume en el país, según cifras de la consultora PwC. Esto supuso un gasto de 6,165 millones de dólares en importaciones.
NUEVOS PLANES
Las autoridades mexicanas han expresado su intención de que se produzca más gas natural en el país, debido a que las importaciones han venido al alza desde 2010, y en 2016 superaron ya a la extracción que realiza Pemex.
“En realidad tenemos sólo 3.7 años de reservas para cubrir la demanda que tuvimos en 2016. Es decir, tenemos una situación realmente compleja en cuanto a reservas probadas de gas natural”, dice Javier Estrada, socio de la consultora PwC.
La producción de gas natural de Pemex se ha contraído cerca de 30% desde 2013, derivado del agotamiento de las cuencas de gas húmedo y gas seco. Este último, el que puede ir dirigido al consumo de otras industrias, está en su menor nivel de casi 15 años.
Al mismo tiempo, las importaciones del gas natural desde el país vecino han crecido cerca de 150% desde 2013.
Estrada considera que ahora existe una oportunidad de incrementar la producción nacional en los campos de la cuenca de Veracruz, que incluso han mostrado mejores indicadores que los vistos en campos muy ricos como los de Eagle Fort, en Estados Unidos.
El gobierno prepara una licitación para este año para adjudicar bloques en el norte del país, donde estima que existen recursos de shale gas, el mismo tipo de cuencas que han permitido a Estados Unidos elevar su producción de hidrocarburos en la última década.