México, en la primera posición, y Canadá, en la segunda, desplazaron a China como los mayores socios de Estados Unidos en el comercio de productos durante los primeros cuatro meses del 2019.
Este cambio en la clasificación ocurre mientras se discute la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en los poderes legislativos de los tres países, al tiempo que permanece una guerra comercial entre Estados Unidos y China.
En tanto ha permanecido esta guerra comercial, México ha ganado mayor participación en el mercado estadounidense frente a Canadá y, en general, frente al promedio del resto de los demás proveedores externos.
De enero a abril, el comercio de productos (exportaciones e importaciones) entre México y Estados Unidos sumó 203,180 millones de dólares y el de Canadá-Estados Unidos totalizó 198,619 millones de dólares.
Con una tendencia inversa, China tuvo un comercio de mercancías con Estados Unidos de 174,664 millones de dólares en los primeros cuatro meses del año en curso. Con una fortaleza comercial galopante en las últimas dos décadas, China se colocó en el 2018 como el mayor socio comercial de Estados Unidos, desplazando a Canadá desde el 2015 y teniendo a México en el tercer lugar durante ese periodo.
Juan Antonio Dorantes, especialista en comercio exterior de la firma de Aguilera & Loera, comentó que la proveeduría de México en el mercado estadounidense se ha consolidado por sus ventajas comparativas, como la geografía, la mano de obra y la diversidad de bienes y servicios que pueden sustituir importaciones originarias de China.
Bajo el argumento de preocupaciones sobre las políticas de China en materia de propiedad intelectual, tecnología e innovación, la Administración del presidente Donald Trump ha implementado tres rondas de aumentos de aranceles en un total de 250,000 millones de dólares en productos chinos, mientras que China ha subido los aranceles en 110,000 millones de dólares en productos de Estados Unidos.
Además, Trump ordenó a la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR, por su sigla en inglés) comenzar el proceso de aumentar los aranceles a 25% en casi todas las importaciones estadounidenses restantes de China (excepto materiales de tierras raras, productos farmacéuticos de minerales críticos, ciertos insumos farmacéuticos y ciertos productos médicos), valorados en 300,000 millones de dólares.
En su último contraataque, China impuso a partir de este 1 de junio aranceles de entre 10 y 25% a un total de 5,410 productos originarios de Estados Unidos por un valor de 60,000 millones de dólares anuales, con lo cual castiga ya a la totalidad de sus compras de mercancías estadounidenses.
Dorantes destacó que China, sin embargo, ha mantenido cierta competitividad exportadora en el mercado estadounidense, aun con la fijación de aranceles.
Desde otro ángulo, Gerardo Traslosheros, exembajador de México en Nueva Zelanda y ex negociador del Acuerdo de Asociación Económica entre México y Japón, destacó que México ha mantenido en crecimiento sus flujos comerciales con Estados Unidos a un alto costo.
“Está la espada de Damocles sobre México”, comentó en referencia a la amenaza que lanzó Trump de aumentar los aranceles en forma generalizada y gradual, de 5 a 25%, la cual habría comenzado el 10 de junio, pero se disipó temporalmente tras un acuerdo en materia migratoria y, según Trump, con otros asuntos bilateral convenidos en secreto y por anunciarse más adelante.
Traslosheros expuso que la sola amenaza de Trump tendrá un impacto negativo en la atracción de inversiones de la economía mexicana y opinó que el presidente de Estados Unidos seguirá hostigando a México en su intento de reelegirse.
Otros analistas han considerado que no es fácil desintegrar los encadenamientos productivos regionales. Muchos han acreditado que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ayudó a las industrias manufactureras de Estados Unidos, especialmente a la industria automotriz, a ser más competitivas a nivel mundial a través del desarrollo de cadenas de suministro.
Gran parte del aumento en el comercio de Estados Unidos con México, por ejemplo, puede atribuirse a la especialización, ya que las plantas de fabricación y ensamblaje se han reorientado para aprovechar las economías de escala.
Como resultado, las cadenas de suministro han estado cruzando cada vez más las fronteras nacionales a medida que el trabajo de fabricación se realiza donde es más eficiente. Según expertos, la industria automotriz de América del Norte tiene “conexiones de varias capas” entre los proveedores de Estados Unidos y México y los puntos de montaje.