No hay duda de que con la entrada en vigor del nuevo TPP la participación de México en las cadenas de suministro globales será mayor, sin embargo, la evolución de nuestro comercio exterior en los 25 años más recientes nos dice que esa participación será como consumidor y no como proveedor, dado que, durante ese periodo, el valor de contenido nacional en la exportación total de México se ha reducido de 59% a 39%, ya que la pérdida de competitividad del marco sistémico en México ha orillado al empresariado a importar crecientemente para reexportar con reducido y decreciente valor agregado en nuestro territorio.
Con la entrada en vigor del nuevo TPP las posibilidades de añadir valor en nuestro país serán más reducidas pues, especialmente con esos nuevos socios del nuevo TPP, nuestras probabilidades de participar activamente en las cadenas de suministro globales se reducen mucho más.
A continuación se presenta un cuadro comparativo de la nula competitividad de México con esos países, pues de las 126 variables que miden este elemento, México sólo tiene ventaja en 18 y total desventaja en 108 de ellas, debiendo señalarse que el elemento fundamental en este proceso negativo lo constituye la pésima calidad de las instituciones públicas mexicanas y la confianza en sus políticos, lo que se traduce en una muy pesada tramitología y en la nula capacidad de generar políticas públicas que incidan positivamente en el diseño de estrategias realistas y en el desarrollo del país.
Lo sorprendente en esta materia es que Vietnam, asolado y destruido por una guerra de exterminio, así como con enormes pérdidas de capital humano, actualmente se presenta como un país que nos supera mucho en cuando a calidad de sus instituciones públicas; además, con esta región registramos un déficit comercial que en el periodo 1993/2017 sumó -19,556 millones US.
Asimismo, incluyo un cuadro de la evolución de la balanza comercial con los 4 países asiáticos del TPP, de donde se puede deducir y prever el negro futuro que nos espera en el intercambio con esos países, pues en el periodo 1993/2017, nuestra exportación a esos países se incrementó en 5,122 millones US, en tanto que la importación procedente de ellos se incrementó en 27,694 millones. En el mismo periodo, el déficit total con los mismos países alcanzó la cifra de -369,446 millones US.
Desgraciadamente, en los 25 años más recientes, la política de comercio exterior mexicana se ha caracterizado por un liberalismo dogmático e ilógico, motivo por el cual no ha sido realista y su “estrategia” se ha basado en la firma compulsiva e indiscriminada de TLCs; por esta razón, sus resultados han sido muy negativos y, sin duda, su aplicación seguirá causando graves daños a la industria mexicana y a nuestro comercio exterior, pues no hay posibilidad alguna de reducir nuestro déficit con esos países, sino todo lo contrario.
Conviene señalar que la firma del TLCAN se realizó teniendo en cuenta que con Canadá y Estados Unidos, durante largo tiempo, se había construido un proceso de producción transfronteriza bajo el esquema de producción compartida que, mediante la formalización a través del TLCAN, se pensaba que habría grandes posibilidades de establecer proyectos para añadir enorme valor en el país y en la región, adicional al hecho de que son nuestros socios más cercanos, que representan el mercado de consumo más gran del mundo, con alto nivel de ingresos, con los cuales somos muy complementarios y que constituyen la principal fuente generadora de inversión extranjera directa a nivel mundial, a pesar de ello, el crecimiento de nuestro comercio exterior y la captación de inversión extranjera en los 25 años de vigencia del TLCAN ha sido más que mediocre.
Ahora que firmaron y ratificaron el nuevo TPP hay que mencionar que los países asiáticos del TPP se presentan como países muy lejanos, mayormente con bajo nivel de ingresos, muy competitivos y nada complementarios con México, sino al contrario, competidores directos nuestros en numerosos productos, muchos de los cuales anteriormente producíamos y exportábamos y que ahora importamos precisamente de estos países, por lo cual, difícilmente obtendremos resultados positivos.
Lo peor es que esos funcionarios, la mayor parte de los cuales afortunadamente ya se fueron, dejaron como “tarea pendiente” la firma de otros TLCs con los que necesariamente también tendremos resultados negativos por la reducida competitividad del marco sistémico, la planta productiva nacional ha sido muy debilitada, adicional al hecho de que esos funcionarios que ya no están, realizaron una desgravación unilateral totalmente ilógica, que ha generado una competencia desleal para el empresariado mexicano.
La iniciativa de esos altísimos funcionarios -pongo énfasis en que afortunadamente ya se fueron-, para involucrar a México en la negociación del TPP, señalaba que era porque Estados Unidos iba estar dentro, aunque a todas luces resultaba una decisión ilógica y muy aventurada por nuestra nula competitividad; después de que Estados Unidos se retiró, era mucho más ilógico, obtuso y aberrante continuar en ese proceso de negociación; en la realidad, esta decisión es la manifestación más plena de lo que ya he afirmado: la pésima calidad de las instituciones públicas mexicanas y la incapacidad de sus altísimos funcionarios para poder definir estrategias, programas y políticas públicas realistas que incidan positivamente en el desarrollo económico del país.