A dicha pregunta, la respuesta, bajo mi criterio, creo que es de total rotundidad el afirmar que una guerra comercial no es un escenario viable para seleccionar ganadores en un conflicto de tal magnitud. Los daños que estas tensiones están generando en el comercio global son altamente cuantificables y de seguir con ello, en el largo plazo, los efectos podrían ser irreparables.
La guerra comercial está sacudiendo al comercio global y a la economía. Un comercio global que encadenaba diez años consecutivos al alza y que, tras las confrontaciones arancelarias, se ha visto obligado a moderar sus crecimientos, en base a las previsiones ofrecidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC). A su vez, la economía tampoco atraviesa una dorada etapa de gloria, pues la desaceleración global sigue acechando a los países.
Sin embargo, retomando el tema de los vencedores y perdedores de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, esta vez podemos decir que si tenemos que escoger un claro vencedor, aunque en mi opinión me gusta llamarle beneficiado, ese es, sin lugar a dudas, México. Para el país azteca, los conflictos comerciales han supuesto un auge en sus exportaciones, posicionándose como el primer socio comercial de los Estados Unidos.
Tras el tratado comercial, recientemente firmado con Estados Unidos, México ha conseguido posicionarse, tras los resultados obtenidos durante el primer trimestre del año, como uno de los países con mayor peso en el comercio global. Es más, con un 3.3%, como hemos dicho, el país se ha posicionado como el primer socio comercial de Trump, liderando en solitario por delante de Canadá y China, que en el caso del último, ha tenido que ver una fuerte contracción tras los conflictos.
Esto es una gran noticia para un país tan dependiente de las exportaciones como México. Según podemos observar en las macromagnitudes que presenta Santander Bank, el 80% de las exportaciones mexicanas son compradas por los Estados Unidos, convirtiéndose así en su mayor comprador. Estas exportaciones, para el país, suponen casi un 38% del Producto Interior Bruto (PIB), lo que nos esclarece la importancia de las mismas para el país.
Por esta razón, las preocupaciones que suscitaron las palabras de Trump en las que planteaba un incremento en los aranceles a los productos provenientes de su vecino del sur mantenían en ascuas a la economía mexicana, la cual se ha visto más relajada ante las posteriores declaraciones del presidente y la firma del tratado comercial en el que cancelaban, o al menos se posponían, las intenciones de Donald Trump con el país.
En resumen, como podemos observar, las relaciones entre Estados Unidos y México, al menos en materia comercial, han logrado un gran impulso. Pese a los conflictos sociales, la economía mexicana vuelve a ganar un mayor peso en el comercio, como hemos comentado anteriormente, a la vez que gana terreno a China y se convierte en una fuerte alternativa para los productos de origen asiático.
Sin lugar a dudas, en conclusión, estamos ante una gran oportunidad para el país. Las tensiones comerciales han propiciado un escenario perfecto para que México se sitúe en el plano principal, en materia comercial, para los Estados Unidos. Estaba muy claro que las tensiones comerciales y un escenario comercial como el actual no es ventajoso para la economía, pero si ha habido un aventajado, como comentaba, ese ha sido México.