Hay diversas ventajas que ofrece México al sector del comercio internacional, en específico a las organizaciones que deseen establecerse para aumentar su competitividad.
Uno de los ejes fundamentales del crecimiento económico de los países es el comercio internacional, es decir, el intercambio de bienes y servicios. El libre comercio y la compra-venta de productos son factores esenciales en el desarrollo de las sociedades.
Cada vez más empresas globales evalúan las ventajas que ofrece México para la instalación de sus operaciones tales como: una estructura de costos menos a la de los países desarrollados; mano de obra altamente calificada; una privilegiada posición geográfica con más de tres mil kilómetros de frontera con el mercado más importante del planeta; una red de tratados de libre comercio compuestos por 12 instrumentos de intercambio comercial que otorgan acceso arancelario preferencial a 44 países del mundo.
Además, la firma de Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las inversiones con 24 países, ha potencializado el atractivo del territorio nacional para el inversionista extranjero.
Aunado a las ventajas competitivas que ofrece naturalmente el país, la política implementada por el Estado en materia de comercio exterior durante las últimas dos décadas ha sido de una constante desregulación y fomento a las exportaciones, lo cual ha puesto a disposición tanto de las pequeñas y medianas empresas como de aquellas multinacionales que se instalan en México, una serie de instrumentos y programas que les permiten minimizar su carga administrativa, impositiva y arancelaria.
Programas como el creado por el Decreto para la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (INMEX) o los Programas de Promoción Sectorial (PROSEC), así como la implementación reciente de la figura de los Recintos Fiscalizados Estratégicos, brindan a los empresarios mexicanos y extranjeros diversas opciones para evitar o diferir el pago de impuestos en el comercio global de sus insumos y productos terminados en un entorno tanto de manufactura como de distribución.
Todos estos hechos hacen de la República Mexicana un gran receptor de inversiones extranjera directa y un lugar idóneo para la instalación y operación de las empresas que requieren del intercambio comercial como su eje principal de operación.
Afrontando las barreras de un panorama complejo
Sin embargo, todas las ventajas descritas vienen acompañadas de un marco regulatorio sumamente complejo que sin el establecimiento de procedimientos de cumplimiento y el seguimiento puntual de las obligaciones asumidas, pueden traducirse en riegos fiscales y aduaneros con consecuencias financieras y operativas que pudieran poner en riesgo la continuidad de las organizaciones.
Esto lleva a que las compañías modernas deban adherirse a las mejores prácticas de la industria para asegurarse que de cumplen —o hacen el mejor esfuerzo por cumplir— con las disposiciones fiscales y aduaneras a las que están obligadas.
Entre las mejores prácticas que pueden ayudar a lograr un grado de cumplimiento satisfactorio de las disposiciones, se encuentran las que puede consultar en la siguiente ilustración.
Adicionalmente al contexto planteado, los componentes clave de un plan de cumplimiento regulatorio en materia de comercio internacional y aduanal son: ambiente de control, monitoreo, establecimiento de tiempos, información y comunicación y procedimientos de control.
Además los planes de cumplimiento y control en materia de comercio internacional deben ser discutidos y adoptados por todas las áreas de la empresa típicamente involucradas en los procesos de las actividades de comercio internacional, finanzas, logística, tráfico, compras, almacén, impuestos, etcétera, con un claro compromiso de la dirección de la empresa.
Para afrontar los retos señalados la experiencia nos indica que dentro de las actividades de las empresas que están a la vanguardia den el cumplimiento de sus obligaciones en materia de comercio internacional y aduanas, podemos identificar por lo menos lo siguiente.
La implementación de estas estrategias y prácticas dentro de las organizaciones redunda en una serie de ventajas que se traducirán en una mejora operativa de las tareas de importación y exportación. También se generan beneficios financieros directos a través de la reducción de costos administrativos, logísticos y aduaneros; al mismo tiempo las compañías pueden lograr beneficios financieros indirectos, al evitar riesgos futuros ante un eventual ejercicio de las facultades de comprobación por parte de las autoridades fiscales.
En conclusión
México es un gran receptor de inversión extranjera directa, paralelamente es un lugar idóneo para que empresas cuyo eje principal es el intercambio comercial, puedan instalarse y operar a nivel internacional.
No obstante, en dichas ventajas existe un marco regulatorio con un alto grado de complejidad, por lo que las compañías más exitosas se han visto en la necesidad de establecer estrategias y procedimientos de cumplimiento y dar seguimiento puntual a dichas obligaciones, mismo que les ayuda a controlar los riesgos fiscales y aduanales.
Al establecer estas estrategias, en primer lugar se logran ventajas como al mejora en sus operaciones de importación y exportación. En segundo lugar, pero con la misma importancia, se obtienen beneficios financieros directos e indirectos como reducir costos (administrativos, logísticos, aduaneros) y evitar riesgos futuros.