lunes, diciembre 23, 2024
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Política Exterior de recortes necesarios

La política de austeridad promovida por el gobierno entrante, ha sido muy cuestionado por la forma tan errática y voluntariosa como se ha venido implementando, sin embargo, hay que decirlo, no todo es tan malo como parece.

La política de austeridad promovida por el gobierno que desde el primero de diciembre encabezará Andrés Manuel López Obrador, ha sido muy cuestionado por la forma tan errática y voluntariosa como se ha venido implementando, sin embargo, hay que decirlo, no todo es tan malo como parece, hay algunas medidas que pueden ser muy positivas.

Adiós ProMéxico 

Se anunció recientemente que el gobierno de AMLO pretende eliminar las oficinas internacionales de ProMéxico y sus labores de atraer inversión serán asignadas a los embajadores en ciudades estratégicas con lo que se eliminará una estructura paralela en el presupuesto, dado que en el resto del mundo una persona adicional en la embajada se encarga de dicha función.

En este mismo espacio, en mi colaboración del 14 de febrero de 2017, hace casi dos años, escribía al respecto de ProMéxico: “¿Qué hace ProMéxico, además de ser un lastre para la administración pública federal, duplicar funciones y servir para desecho de funcionarios que nada aportan al país y al comercio exterior?” y por ello sugería que había que cerrar esas oficinas.

ProMéxico actualmente cuenta con 48 oficinas en 31 países. Si bien su objetivo es promover la atracción de inversión extranjera directa, las exportaciones de productos y servicios y la internacionalización de las empresas mexicanas, además del fortalecimiento de la imagen de México como socio estratégico para hacer negocios, este modelo funcionaría o se justificaría si nuestra realidad en comercio exterior fuera otra, pero nuestro comercio exterior está focalizado prácticamente en un solo país o región.

México tiene un solo cliente: EEUU.

Con cifras de un estudio elaborado por Santander se tiene que para el 2017, las exportaciones de México al mundo se componen de la siguiente forma: el 80% tienen como destino Estados Unidos, y le sigue Canadá con tan sólo un 2.8%, Alemania el 1.7%, China el 1.6% y España el 1%. En tanto que las importaciones, Estados Unidos con 46.4%, China 17.6%, Japón 4.3%, Alemania 3.9%, Corea del Sur 3.7%.

Seguramente la pregunta que se hizo Marcelo Ebrard como el próximo canciller de México, fue para qué se requieren 48 oficinas en 31 países, si el 80% de nuestras exportaciones son a Estados Unidos y casi la mitad de las importaciones provienen de ese país. Por ello ha propuesto que las labores de atraer inversión sean asignadas a los embajadores en ciudades estratégicas.

Al final de cuentas, los miembros del Servicio Exterior Mexicano pueden y hacen exactamente lo mismo que sus colegas de las representaciones comerciales de las diferentes entidades gubernamentales, nada más que éstos representan hasta el día de hoy una importante estructura y presupuesto.

El Consejo de promoción Turística

 La misma suerte deberán correr las 21 oficinas que tiene el Consejo de Promoción Turística (CPTM) en importantes ciudades del mundo, como Berlín, Buenos Aires, Montreal, Sao Paulo, Seúl, Pekín, Madrid, Chicago, Los Ángeles, Miami, Nueva York, París, Londres, Roma y Tokio, y que sean las propias embajadas que asuman el proyecto de promoción de México en temas turísticos.

El CPTM se constituyó en octubre de 1999 siendo una empresa de participación estatal mayoritaria que opera con los recursos generados por el cobro de derecho de ingreso por parte de turistas no residentes DNR (derecho por visitantes) que suman más de 4 mil millones de pesos, de los cuales recibe 70 por ciento, ya que 20 por ciento se destina al Instituto Nacional de Migración y 10 por ciento para el Fondo Nacional de Desarrollo Turístico.

Aún con estos importantes ingresos, de acuerdo con información del propio Secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, se liquidó un adeudo del CPTM de más de 5 mil millones de pesos.

Si bien, en el ramo turístico existen actualmente personas capacitadas y con experiencia que hacen ver con claridad el fondo de las cosas, como lo es el secretario Enrique de la Madrid o el actual titular del CPTM, Héctor Flores Santana, y que le han dado viabilidad y certeza a la función de promoción turística, aún así no logran justificar las oficinas en el extranjero.

De hecho, el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) que preside Pablo Azcárraga, puso el grito en el cielo, porque una cosa es recortar oficinas que no sirven para nada y otro hacer de los ingresos turísticos la caja chica del nuevo gobierno para proyectos caprichosos como el Tren Maya y algunos otros.

En una entrevista que concedió al Diario El Universal Azcárraga condicionó una inversión de 500 mil millones de pesos al sector turístico en los siguientes años a un plan de 10 puntos entre los cuales se encuentra no recortar recursos provenientes del DNR y que se considere que estos no se utilicen para la construcción del Tren Maya, ya que se irá toda la inversión turística en un solo proyecto.

Bancomext, Nafin y SAGARPA

A las oficinas en el extranjero que tiene ProMéxico y el CPTM hay que sumar las de Bancomext, Nacional Financiera, SAGARPA, Pemex y algunas más, que realmente no aportan nada al desarrollo de México o al posicionamiento del país en el exterior, simplemente son oficinas que sirven de reducto para los cuates y los políticos exiliados a quienes les dan vida maravillosa y a la nación les cuesta un dineral.

Por ello reitero, como lo hice hace más de un año: “Ventanilla única en embajadas y consulados ¡y ya!”.

Todas las funciones de estas inútiles instancias se pueden realizar a través de ventanilla única en las representaciones diplomáticas. Estas ventanillas pueden resolver lo primordial y canalizar lo trascendental a las diversas dependencias mexicanas, con lo que no sólo se alcanzarían ahorros sustantivos en el erario (nada más ProMéxico costó en 2016 casi mil 400 millones de pesos anuales), sino que se lograría eficiencia operativa.

En lugar de pauperizar la Administración Pública reduciendo los salarios sin ton ni son, sin un estudio real, de pretender que todos los funcionarios y trabajadores públicos son corruptos por el simple hecho de trabajar en el gobierno, o que los académicos por su simple careta de “académicos” podrán ser profesionales de la administración pública, se debe, como ya se pretende en el Servicio Exterior Mexicano, racionalizar la estructura, hacerla eficiente y profesional, es ahí donde se harán los ahorros y se premiará a los miles de funcionarios públicos que tienen una carrera y que ofrecen su profesionalismo en beneficio del servicio público y, por supuesto, de la sociedad que demanda los servicios de las entidades de gobierno.

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Cortesía de Investing.com

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