De enero a junio de este año, la recaudación por el Impuesto Especial sobre Producción y Servicio (IEPS) en bebidas saborizadas cayó 4.9% en términos reales en comparación con lo obtenido en el mismo periodo del 2016, para ser la primera ocasión en un semestre, desde su entrada en vigor, en que se contrae.
Cifras del Servicio de Administración Tributaria muestran que por este gravamen se recaudó un total de 11,757 millones de pesos en el primer semestre del año, mientras que en el mismo periodo del 2016 se recaudó 12,364 millones de pesos.
De acuerdo con Manuel Toledo, socio de Impuestos y Servicios Legales en Andersen Tax & Legal México, la disminución en la recaudación se debe a dos cuestiones: en primer lugar, la serie de comerciales y publicidad que refieren a los problemas de salud que traen este tipo de bebidas y, segundo, el encarecimiento que han tenido otros productos, que deja menor capacidad para la compra de bebidas saborizadas a las familias mexicanas.
“El mexicano sigue consumiendo casi igual, aunque con los temas de publicidad al parecer ha bajado un poco su consumo de estos productos (…) la baja en la recaudación también se debe al encarecimiento de otros insumos que deja poca capacidad para adquirir estas bebidas, a pesar de que son parte de la canasta básica”, precisó.
Para el cierre de este año, de acuerdo con lo presupuestado en la Ley de Ingresos de la Federación, se obtendrán 24,556 millones de pesos por medio de este gravamen; hasta los primeros seis meses de este año, ya lleva recaudado 47% del total de la meta.
En el 2014, con la reforma fiscal entró en vigor este gravamen, con el cual se cobra 1 peso por cada litro vendido de este tipo de bebidas, con el fin de reducir los altos índices de sobrepeso y obesidad en el país. Desde su creación, se ha obtenido un total de 74,676 millones de pesos.
Por su parte, el IEPS en alimentos básicos con alta densidad calórica, otro de los impuestos creados en el 2014 para combatir la obesidad y el sobrepeso, recaudó 9,363 millones de pesos en los primeros seis meses del año, lo que significó un crecimiento real de 3.1% respecto a 9,085 millones de pesos que se obtuvieron el año anterior.
Funciona sólo en lo recaudatorio
“Con la argumentación del combate contra la obesidad y el sobrepeso se pretendió justificar estos impuestos, que claramente eran recaudatorios (…) la reforma fiscal del 2014 fue una reforma claramente recaudatoria”, aseveró Carlos Cárdenas, especialista fiscal.
Agregó que desde su aplicación y a pesar de que la autoridad ha argumentado que el principal objetivo de dichos gravámenes es reducir los índices de obesidad y sobrepeso, los hechos han demostrado que no lo han logrado y que, además, la experiencia internacional también ha mostrado que con estos impuestos no se disminuye el problema.
“La convicción, al crear estos gravámenes, era recaudar más, no resolver este problema de salud porque si hubiera sido esa la preocupación, se estarían tomando otro tipo de medidas”, indicó.
En línea con lo anterior, Lorena Cerdán, directora general del Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (Conméxico), precisó que aún existen muchas dudas sobre el sustento científico de esta iniciativa. “No sólo por inhibir el consumo de estos productos vas a mejorar la calidad de las dietas de las personas y, por ende, disminuir los índices de sobrepeso y obesidad”.
Agregó que la recaudación de estos impuestos es el indicador más sólido que muestra qué ha pasado con el consumo de estos productos, sobre todo en las bebidas azucaradas, ya que se grava 1 peso por litro.
“La recaudación acumulada de los dos impuestos nos indica que el consumo se ha incrementado. Si bien en el primer año de implementación sí se registró una caída en el consumo de bebidas azucaradas, éste fue un efecto inicial, ya que a lo largo del tiempo el consumo se fue recuperando de tal manera que ahora está en la tendencia que se tenía antes del impuesto”, abundó.
Añadió que se crearon efectos colaterales con la aplicación de este gravamen, ya que junto con otros impuestos que también derivaron de la última reforma fiscal, se contrajo el gasto disponible de las familias, quienes tuvieron que reacomodar su patrón de consumo lo que las llevó a dejar de adquirir otros productos que también afectan a la calidad de las dietas.
Además de no cumplir con su objetivo de salud pública, se volvió un impuesto regresivo que afecta a los más pobres al perjudicar el consumo de los hogares y que no contempla la sustitución de los productos por otros que pueden no ser benéficos para la salud.
Si bien la directora general de Conméxico aceptó que México requiere de una recaudación sólida y que ésta sea de manera eficiente, equitativa y justa, se debe tener cuidado de no caer en la tentación de crear impuestos para cada necesidad o problemática que se presente.
“Lo que se debe hacer es cuidar los hábitos de las personas en cuanto alimentación y sus niveles de actividad física y esto no significa que traslademos la responsabilidad a ellos, sino que el gobierno debe dotar a las personas de herramientas para cambiar eso”, finalizó.
Autoridad no aclara en qué se gasta
Manuel Toledo explicó que, en varias ocasiones, se le ha cuestionado a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a dónde se ha ido la recaudación que ha obtenido por estos gravámenes.
“En la exposición de motivos y demás se señaló que para poder ayudar al sistema de salud se iba a implementar estos impuestos para que de esta manera se pudieran crear programas de salud (…) si bien se han empezado a ver más spots en materia de salud, no se ve un programa específico en donde este recurso se vea canalizado (…) el gobierno debería expresar un poco más de claridad en este aspecto”, dijo.
Por su parte, Carlos Cárdenas recordó que si bien no se condicionó a que los recursos se fueran a una bolsa específica para abordar temas de salud, sí se ofreció que se crearan programas con estos recursos, de los cuales aún no se sabe nada.