Con una discusión centrada en los últimos años en quién (y cómo) construirá primero un puerto de gran escala, ha tomado un rol secundario el avance en disponer en Chile de puertos inteligentes que permitan una diferenciación más allá de los metros de muelle y calado.
En el escenario actual, un puerto incapaz de atender naves New Panamax está prácticamente fuera del mercado. Y las condiciones están dadas por frentes de atraque óptimos, un equipamiento (grúas) que permita una atención eficiente y zonas de transición logística de mayor capacidad. En la zona central, en el Biobío y en Antofagasta, los actores saben que esa carrera está en curso y será determinante en el mediano plazo.
Pero una vez que los puertos cumplan con sus condiciones en infraestructura, deberán apelar a otros aspectos para brindar un servicio integral y de calidad. En este sentido, la “inteligencia portuaria” se avizora como una oportunidad para seguir competitivos, donde las puntas de lanza son la productividad y la eficiencia.
Definición
“Los puertos inteligentes son los únicos que sobrevivirán”, sentenció Olaf Merk, administrador de Puertos y Transporte de la ITF de la OCDE, quien define que inteligente para este caso significa “no perder el espacio, tiempo, dinero y recursos naturales”.
De visita en Chile en diciembre 2016, con motivo de la Feria Exponaval Transport 2016, Merk sostuvo que la “la tecnología y la innovación, como la internet de las cosas (interconexión digital), son fuerzas impulsoras detrás de la productividad de los puertos inteligentes. Este tipo de tecnología, en forma de infraestructura física e informática, podría ser la mejor manera de ver los beneficios en un entorno de smartport”.
Megaterminales del futuro
Todos los terminales se están preparando para atender naves de mayor envergadura, mediante la extensión de sus muelles y la incorporación de grúas. Al respecto, Merk comentó que “le guste o no, los puertos tendrán que adaptarse a esa situación. Pero pienso que la inteligencia es la solución para realmente tratar esto”.
Con mayor carga atendida en espacios menores de tiempo hay restricciones de espacio, presión sobre la productividad y velar porque la actividad portuaria y logística no impacte la ciudad que lo albergue en materia ambiental y social, más en el caso donde está inserta en la urbe, como ocurre en varias países de Sudamérica.
Peter Lundgren, director de Ventas de JLT Mobile Computers, afirmó a Port Technology que un puerto inteligente puede ser aquel “totalmente automatizado donde todos los dispositivos están conectados a través de la llamada internet de las cosas”, explicando que “en operaciones portuarias vemos una integración de varias infraestructuras, tanto físicas como informáticas. Eso incluye diferentes tecnologías de red como radio, LAN, WAN y WLAN, RFID y tecnologías de posicionamiento”.
Lundgren explicó que “un elemento clave de todo esto es algún tipo de repositorio (nube interna) que recopila información sobre todos los eventos relacionados con el puerto. Cuando se analizan y se presentan de una manera inteligente, que los datos pueden ayudar a lograr la meta de hacer las cosas más inteligentes”.
Hamburgo ha implementado una estrategia logística smartport que ha sido emulada por otros terminales. Jens Meier, director Ejecutivo de la autoridad portuaria, explicó en la Conferencia Mundial de Puertos de 2015 que el objetivo era desarrollar soluciones inteligentes para el tráfico y cadena del comercio, con el fin de optimizar el flujo de información y gestionar eficientemente sus operaciones”. ¿Cómo lo hicieron? Introdujeron una plataforma de información y comunicaciones basada en la nube llamada SPL (smartPORT logistics).
“Una gestión del tráfico más eficiente se hace posible mediante la interconexión de los sistemas de información y comunicación. Así es como mantenemos bajo control la situación actual del tráfico en todo el área portuaria y somos capaces de planificar de manera proactiva”, señaló Meir.
El caso español
Algunos casos de trabajo sostenido en España en materia de smartports son Tarragona, focalizada en el medio ambiente, la comunicación y el factor humano; Barcelona, que innova en aspectos logísticos y control de emisiones; La Coruña, que avanzó en la relación con la ciudad y la competitividad económica; Vigo, implicada en la eficiencia energética y la motorización de sus atraques; Sevilla, que aspira a optimizar los tráficos de los buques.
Justamente, Barcelona propone reducir el impacto ambiental y, por ello, implementó una “ecocalculadora” a través de la herramienta web “Port Links”, que calcula la ruta más efectiva y menos contaminante para trasladar bienes, explica la subdirectora general de organización y recursos internos del puerto catalán, Catalina Grimalt, quien participó en el reciente foro Smart cities & Smart ports en Madrid, España.
“Potenciamos la sostenibilidad ambiental mediante el análisis de la calidad del aire y el impulso del ferrocarril dentro del proyecto BCN Zero carbón”, relató Grimalt sobre la herramienta, puesta en marcha en 2014 para disponer de un inventario de emisiones de gas de efecto invernadero de las actividades relacionadas con el tránsito de carga por el puerto.
La unión entre infraestructura física, tecnología e innovación en los diversos campos relaciones a la actividad portuaria son al parecer la fórmula para competir en el futuro y lograr consolidarse en las rutas marítimas, en un mercado cada vez más competitivo que busca productividad y eficiencia.