El 30 de octubre de 2000, Hugo Chávez y Fidel Castro se reunieron para firmar un Convenio Integral de Cooperación entre Cuba y Venezuela, el cual establecía inicialmente, el envío de 53 mil barriles de crudo diarios a La Habana. A cambio, la Isla envió al país sudamericano un grupo de médicos que formaron parte de la Misión Barrio Adentro, a través del cual el gobierno chavista ofrecía atención primaria de salud a sus ciudadanos, de manera gratuita; y equipos de inteligencia para el aparato de seguridad del Estado.
Esos años de bonanza económica, durante los cuales el precio del petróleo venezolano se mantuvo por encima de los 60 dólares el barril terminaron, arrastrando a Cuba a la crisis económica que hoy atraviesa el país de Nicolás Maduro.
El presidente Raúl Castro reconoció esta nueva crisis, el pasado viernes ante la Asamblea del Poder Popular. El dirigente mencionó la “contracción en los suministros de combustibles pactados con Venezuela, a pesar de la firme voluntad de Nicolás Maduro y su gobierno por cumplirnos”.
Según El País, La Habana recibió durante años más de 100 mil barriles de petróleo diarios. “Hoy, con su socio en una profunda crisis debido al desplome global de los precios del crudo y a su deterioro político-institucional, la entrada ha caído significativamente. De acuerdo con datos de la agencia Reuters, en el primer semestre de 2016 el bajón fue de al menos un 20 por ciento”, reseña.
El Producto Interno Bruto (PIB) cubano creció un 4.7 por ciento en el primer semestre de 2015, una cifra relevante aunque insuficiente para las necesidades de aceleración de la deteriorada economía de la nación caribeña.
Sin embargo, durante el mismo periodo de 2016, los resultados no sólo no han mejorado sino que se han debilitado hasta un crecimiento del uno por ciento, la mitad de lo previsto, poniendo en alerta al Gobierno de Raúl Castro.
Y aunque el panorama no es el más alentador, Raúl Castro se niega a reconocer que Cuba podría entrar en un nuevo Periodo Especial —crisis de principios de los noventa tras la caída de la Unión Soviética—. “No negamos que pueden presentarse afectaciones, incluso mayores que la actuales, pero estamos preparados y en mejores condiciones que entonces para revertirlas”, afirmó ante la Asamblea.
Mientras tanto, las medidas del Gobierno castrista han quedado claras: recortes en gasolina, menos uso de aire acondicionado y jornadas de trabajo más cortas.
El gasto del combustible tendrá que reducirse en 28 por ciento durante el segundo semestre de 2016, anunció el ministro de Economía Marino Murillo, durante las sesiones parlamentarias. Los primeros afectados serán los sectores industriales, excluyendo a aquellos que son clave para La Habana: el turismo, el níquel y el azúcar. El consumo familiar también será respetado.
Exportación en descenso. La venta de níquel y azúcar, principales productos de exportación en Cuba, también ha disminuido. A ellos se suma la merma de ingresos por servicios profesionales a socios como Venezuela, Brasil o Angola.
“La falta de divisas, cruz de la economía socialista cubana, se ha recrudecido y la previsión de importaciones se ha corregido a la baja, de los 14 mil 416 millones de dólares que había calculado el Ministerio de Economía para 2016 a 11 mil 973, un 15 por ciento menos, según los datos de Murillo. 17 por ciento de inversión pública se congela. Para el alumbrado de las calles se prevé un 50 por ciento menos”, señala El País.
Ante la crisis evidente financiera y social en Caracas y las prematuras relaciones con Washington, Cuba ve con preocupación su desarrollo económico.
¿La solución? Que el deshielo diplomático con Estados Unidos se concrete lo más rápido posible y puedan establecer nuevas relaciones comerciales que permita el crecimiento económico que tanto desea la administración de la Isla.
En medio de esta turbulencia financiera, hay un sector que sí ha crecido: el turismo. La llegada de estadounidenses asciende. En el segundo semestre del año se reanudarán los vuelos comerciales, por lo que Cuba espera que el ingreso de turistas al país se dispare.
“El caudal de remesas ha aumentado, con un récord de tres mil 345 millones de dólares en 2015, según The Havana Consulting Group; pero, el embargo sigue en pie, impidiendo los negocios entre empresas de Estados Unidos y Cuba”, concluye El País.



