Desde principios del año 1200 antes de Cristo, los fenicios fueron los primeros en construir embarcaciones de Cedro para navegar el Mediterráneo. Fueron los pioneros en utilizar el comercio marítimo internacional en todos los litorales y con el trueque de mercancías del Medio Oriente a ciudades Europeas y asiáticas que se convirtieron en una potencia comercial de la época.
Con el Tiempo los comerciantes fueron necesitando personas que les ayudaran a comercializar su productos, descargarlas y tener listas las mercancías de embarque para su regreso, es así como nacen los agentes de comercio, que hoy en día son conocidos como Agentes Aduanales y Agentes Navieros.
Con el paso del tiempo el comercio marítimo se ha transformado, llevando de un barco de madera y velas, una tripulación escaza, un mapa con una brújula, además de correr el riesgo de ser atacado por piratas, a un buque de acero que navega con combustible y gigantescas turbinas, con una tripulación preparada, una ruta trazada por satélite y radares además de contar con un GPS que permite saber la ubicación del navío y que transporta cien veces más mercancías de la transportada en contenedores que facilitan la carga, descarga y transportación. A pesar de la magnífica evolución se sigue teniendo la esencia del año 1200 a.c., cuyo objetivo era hacer llegar la mercancía a nuevos mercados.