Las importaciones de leche, principalmente de Estados Unidos, alcanzaron un nivel sin precedentes, y ya representan 35% del consumo nacional.
Cifras de la Cámara Nacional de la Industria de la Leche (Canilec), que aglutina a 130 empresas que procesan aproximadamente 86% de la producción en el país, indican que tan sólo entre 2015 y 2016 las importaciones se incrementaron 11% y, según sus previsiones esta tendencia continuará.
El consumo ha tenido un avance mucho mayor en relación a la producción nacional, situación que convierte a nuestro país en deficitario, “condición que se seguirá manteniendo e irá en aumento debido a las limitaciones propias que como país tenemos en recursos naturales, principalmente agua”.
Según sus cifras, la producción tecnificada de un litro de leche requiere de 300 litros de agua (bebederos, lavado de instalaciones, riego, forrajes, etc), lo que plantea retos para la producción nacional debido a las condiciones hidrológicas en el país.
Bajo este escenario, se seguirá necesitando importar materias primas complementarias a la producción nacional. Se calcula que para 2025 deben producirse 14 mil 200 millones de litros al año de leche fresca, para abastecer un mercado de 18 mil 200 millones de litros anuales en un México de 126 millones de habitantes.
El crecimiento de las importaciones de lácteos ha sido objeto de críticas por parte de pequeñas empresas agrupadas en el Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, quienes acusan el desplazamiento de su producto.
Este lunes se manifestaron en 20 estados de la República para demandar la revisión de la política de precios para la leche que entregan para cubrir programas sociales de la empresa Liconsa.
Los demandantes piden que se les pague a ocho pesos el litro y no los 6.05 pesos que reciben, cuando producirlo cuesta 7.30 pesos.
Según declaró el vocero de esa agrupación, Álvaro González, a nivel internacional el producto se compra en ocho pesos, pero se vende al consumidor final en alrededor de 18 pesos.