CON CRISIS FINANCIERA O SIN ELLA, LA SECRETARIA DE MARINA TIENE FUERZA DE REACCION

“Aunque México es un país  pacífico, y por tanto sus Fuerzas Armadas, están más comprometidas con la sociedad en casos de desastres naturales, reforestación de zonas áridas, campañas contra vectores infecciosos, etc. Así como  operativos contra la delincuencia organizada y narcotráfico en cualesquiera de sus modalidades; y siempre en estrecha comunicación con las autoridades correspondientes, sean federales, estatales ó municipales, y dentro del rango de la Secretaría de Marina” puntualizó Mejía Michel.En Manzanillo,- aunque la Sexta región Naval comprende los estados de Jalisco, Colima, y Michoacán-, la Armada de México, se ha caracterizado por mantener la vigilancia necesaria, y detectar a tiempo tanto en tierra firme con mercancías de contrabando tratando de burlar las leyes mexicanas, como dentro de las 200 millas náuticas de mar patrimonial que corresponden a la República Mexicana; siendo más los operativos contra el contrabando y narcotráfico en aguas mexicanas.“La Armada de México es para salvaguardar la integridad de todos los mexicanos, sean empresarios, comerciantes, vendedores, pescadores, y/o población en general, siempre apegados conforme a derecho, pues cuando se ha detectado actividad sospechosa en alguna embarcación, se procede a marcar el alto a esa tripulación, e inspeccionarla detalladamente, sin que se violente la integridad física de los sospechosos; y aún cuando quedan a resguardo son entregados al Ministerio Público sea del fuero común o federal, según corresponda el posible ilícito” aseguró el Vicealmirante.En cuestión de operativos en los diferentes puentes vacacionales, y Semana Mayor, ya enviamos el catálogo correspondiente a las diferentes autoridades en la materia, para que se de la coordinación adecuada. Es por esto que como se mencionó anteriormente, tanto la comunidad portuaria, agentes aduanales, y ciudadanía en general pueden estar seguros que velamos por su seguridad” finalizó Jaime Mejía Michel.                                                                                               Por José Ramón Rodríguez Luvián