Ni el impulso de la economía estadounidense, que ya lleva 10 años de crecimiento sostenido, ni el desempeño de la economía mexicana durante la primera mitad del año pueden mejorar la expectativa: durante la administración del presidente López Obrador, México no crecerá por arriba del 2%. Y las cosas podrían empeorar cuando la economía de Estados Unidos empiece a desacelerarse durante lo que resta del año, un hecho que damos por descontado.
¿Qué tiene que hacer México ante este escenario? Incentivar la inversión privada para contrarrestar el momento en que nuestro principal socio comercial empiece a desacelerarse y deje de comprarnos (o nos compre menos).
El crecimiento de las exportaciones mexicanas, motivado por la caída de las exportaciones chinas hacia Estados Unidos, de alguna manera nos ha contenido. Sin embargo, eventualmente China y Estados Unidos llegarán a un acuerdo. Tal vez el próximo año, cuando el presidente Donald Trumputilice este acuerdo con fines electorales.
Pero México no debe esperar hasta el fin de la guerra comercial entre China y Estados Unidos para ponerse en acción. La inversión por 32,000 millones de pesos, que anunciaron el presidente López Obrador y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en junio pasado, es el tipo de cosas que necesitamos para que la economía crezca. La gente quiere certidumbre que le genere confianza; sin ella, las inversiones no fluirán.
La baja de las tasas de interés en el corto plazo también podría dar un impulso a la economía al reactivar el gasto. México es uno de los países que pagan las mayores tasas en el mundo: tenemos una tasa real de 6% (en Estados no llega ni al 2%, mientras que en nuestro país es de 8%). Por eso, los inversionistas están cautelosos; piensan y analizan mucho más antes de tomar un proyecto de riesgo o invertir su dinero.
Si hacia delante empezamos a ver una baja sostenida en las tasas de interés, probablemente los inversionistas o las personas en general esten más dispuestas a correr riesgos y a abrir negocios.
De acuerdo con nuestros pronósticos, el próximo año la tasa de interés podría estar en 7.25%. Dependerá mucho de cómo camine la economía mexicana en la segunda mitad de 2019; sin embargo, el consenso del mercado es que en este mismo año las tasas comenzarán a bajar de manera sostenida.
Pero reducir la tasa de interés tiene que hacerse con mucho cuidado, para no presionar el tipo de cambio. Esperamos que el dólar ronde los 20 pesos para fin de año. Esto no significa que no pueda haber semanas complicadas, como cuando se canceló el aeropuerto de Texcoco, haciendo que el dólar llegara a los 21 pesos. Y también podría haber días mejores, con el dólar a 19 pesos.
La inflación no debería ser un tema de preocupación para lo que resta del año, pues está controlada dentro del rango esperado: 3.6%.
Yo espero que el cierre de año haya mayor claridad y, sobre todo, que el gobierno genere certidumbre y Estado de derecho para atraer inversiones y fortalecer la economía mexicana. Las reglas del juego deben ser claras en México, pero debemos mantener los ojos bien abiertos ante la carrera electoral en Estados Unidos. A final de cuentas, la economía de Estados Unidos seguirá sosteniendo la nuestra.
