China y Australia han alcanzado un acuerdo de libre comercio que fortalece los lazos económicos y relaja las tensiones entre ambos países, que son importantes socios comerciales.
El acuerdo, que ha tardado casi diez años en sellarse, incluye pactos en tarifas que beneficiarán, entre otros, a los agricultores, viticultores y varias compañías de servicios de Australia. China estará sujeta a un control menor de las inversiones en empresas australianas.
El acuerdo se firmó en Canberra después de la reunión de líderes del G20 en Brisbane durante el fin de semana y coincide con la visita oficial a Australia del presidente chino Xi Jinping. China ya es el principal socio comercial de Australia, con un volumen de transacciones en ambas direcciones de 150.000 millones de dólares australianos (US$129.000 millones) el año pasado.
Una parte clave del acuerdo es la apertura mutua de los mercados financieros, lo que ayudaría a internacionalizar más la divisa china. Contempla la creación de un banco de liquidación oficial de yuanes en Sidney, lo que reduciría los costos de las transacciones comerciales para los inversionistas chinos y australianos, al tiempo que ofrecería un mejor acceso a los inversionistas de Australia a los mercados financieros chinos, ya sean de bonos o acciones.
El pacto, además, ofrece una oportunidad a la alicaída economía australiana para diversificarse de su larga dependencia de la minería, algo que ni si quiera las tasas de interés en mínimos récord durante más de un año han podido conseguir.
