Nos encontramos ahora en el cuarto año de la Gran Recesión. Hasta el momento, las economías que pertenecen a la Organización Mundial del Comercio (OMC) se han resistido a optar por un proteccionismo ampliamente generalizado que empeoraría aún más la ya de por sí mala situación. Pero las presiones proteccionistas aumentan a medida que los políticos agotados escuchan cada vez más voces en favor del nacionalismo económico.
La mejor defensa que puede hacer la OMC del libre comercio es un buen ataque. Un nuevo acuerdo de la OMC para la facilitación del comercio sería beneficioso para todos: supondría un incremento de la capacidad para el comercio de los países en desarrollo, fortalecería el mandato en favor del desarrollo de la OMC y ayudaría a impulsar el crecimiento económico mundial. Tras más de una década desde el lanzamiento de la Ronda de Doha, este acuerdo podría representar un pago por adelantado del compromiso que asumieron los miembros de la OMC de vincular comercio y desarrollo.
Los países en desarrollo serán los que más se beneficien con una mayor facilitación del comercio. Con el apoyo adecuado, se ayudará a los comerciantes de los países pobres a competir e integrarse en las cadenas de suministro mundiales.
Hay excelentes oportunidades para lograr mejoras. La ineficacia a la hora de procesar y despachar mercancías sitúa a los comerciantes de los países en desarrollo en desventaja competitiva. Los procedimientos ineficaces y anticuados en las fronteras y la infraestructura inadecuada a menudo generan elevados costos de transacción, grandes retrasos y oportunidades para la corrupción, e incrementan el costo de colocar mercancías en el mercado entre un 10% y un 15%, incluso más en los países sin salida al mar. Las investigaciones del Banco Mundial indican que, por cada dólar de ayuda proporcionado para contribuir a la reforma en favor de la facilitación del comercio en países en desarrollo, se generan beneficios económicos por un valor de hasta 70 dólares. Se logra un impacto significativo cuando los fondos se destinan a mejorar los sistemas y procedimientos de gestión fronteriza, justamente los temas que se incluyen en las negociaciones sobre la facilitación del comercio.
Los proyectos de transparencia y eficiencia respaldados por bancos de desarrollo y donantes bilaterales han influido de manera extraordinaria. En África oriental, las mejoras de los procedimientos han permitido reducir el tiempo promedio que lleva despachar las cargas en la frontera entre Kenya y Uganda de casi dos días a solo siete horas. En Camerún, algunas de nuestras entidades han trabajado con la Organización Mundial de Aduanas para ayudar a la autoridad aduanera a reducir la corrupción e incrementar la recaudación de ingresos, estimados en más de $25 millones de dólares al año.
En la frontera entre la República Democrática Popular Lao y Vietnam, gracias a un acuerdo de transporte fronterizo subregional, se logró reducir el tiempo de tránsito de la carga de cuatro horas a poco más de una hora. Por otro lado, la incorporación de un nuevo componente aduanero en el proyecto de la carretera que une Phnom Penh y Ho Chi Minh contribuyó a incrementar el valor total del comercio que atraviesa el paso fronterizo Moc Bai-Bavet en un 40% en un período de tres años. En Perú, algunos de nuestros bancos han trabajado con transportistas internacionales de carga con el objeto de conectar aldeas aisladas y pequeñas empresas de las zonas rurales con los mercados de exportación a través de los servicios postales nacionales. Como resultado, más de 300 empresas pequeñas de Perú se convirtieron en exportadoras, la mayoría por primera vez.
Los lineamientos generales de un nuevo acuerdo de la OMC para la facilitación del comercio ya están claros, pero aún persisten algunas diferencias técnicas acerca de las disposiciones específicas. Los países en desarrollo necesitan un compromiso creíble respecto del respaldo para solventar los costos de ejecución, como la asistencia técnica y el fortalecimiento de la capacidad. Un estudio del Banco Mundial estima que los costos de ejecución de las medidas que probablemente abarque el acuerdo para la facilitación del comercio serán relativamente modestos (entre 7 y 11 millones en los países estudiados, repartidos durante varios años), en especial si se los compara con los beneficios previstos.
Ya hay programas de fortalecimiento de la capacidad y de financiamiento para aquellos Gobiernos que deseen mejorar la facilitación del comercio. Los principales países donantes y las organizaciones internacionales de desarrollo han priorizado la facilitación del comercio e incrementado su inversión en esa área. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la asistencia vinculada con la facilitación del comercio se ha multiplicado por 10 en términos reales: pasó de casi 40 millones en 2002 a cerca de 400 millones en 2010.
A fin de prestar asistencia a los países en desarrollo durante todo el proceso de aplicación plena y eficaz del acuerdo, estamos listos (junto a la OMC) para ayudar a cada país a evaluar sus necesidades específicas en materia de facilitación del comercio, a cubrir dichas necesidades con los recursos necesarios y a negociar asociaciones entre los países beneficiarios y los asociados en el desarrollo, de modo de garantizar que se proporcione apoyo de manera rápida y eficiente.
En las negociaciones internacionales, siempre se puede avanzar si los beneficios derivados de lograr un acuerdo son compartidos por todas las partes. La facilitación del comercio supone un beneficio en materia de desarrollo para todos los países. Ha llegado el momento de que los miembros de la OMC realicen progresos en cuestiones en las que hay margen para ello. Será un pago por adelantado de una inversión sólida.
*Ahmad Mohamed Ali Al-Madani, Presidente del Banco Islámico de Desarrollo
Donald Kaberuka, Presidente del Banco Africano de Desarrollo
Haruhiko Kuroda, Presidente del Banco Asiático de Desarrollo
Thomas Mirow, Presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo
Luis Alberto Moreno, Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo
Robert B. Zoellick, Presidente del Grupo del Banco Mundial