Otra rama industrial que enfrenta momentos de apremio es la del calzado. Su estatus, que ya venía en descenso, se agravó por la pandemia.
Sólo considere que esa industria con unas 850 compañías producía en 2018 260 millones de pares, bajó a 250 millones en 2019 y a 163 millones de unidades en 2020, o sea que cayó 35 por ciento.
En consecuencia, cerraron el 10% de las unidades productivas, un tanto igual se hicieron más pequeñas y muchas no tuvieron más remedio que la informalidad.
La Cámara Nacional del Calzado (Canaical) que preside de forma interina Alejandro Gómez Tamez y la de Guanajuato (CICEG) que comanda Alfredo Padilla Villalpando señalan que en 2020 se perdieron 25,000 empleos. Amén del desplome del mercado interno, las exportaciones se contrajeron 32%, ya que el declive de la economía de EU cobró factura.
La situación financiera de muchas empresas es frágil. Con excepción de Guanajuato en donde el gobierno de Diego Sinhue Rodríguez gestionó créditos blandos, en otras entidades como Jalisco sobrevivir ha resultado un tema individual.
Hasta ahora ni Gómez Tamez ni Padilla han logrado una entrevista con Tatiana Clouthier de Economía para plantear su situación. Vía Concamin de Francisco Cervantes se insiste.
Si bien este 2021 la producción podría mejorar al menos 10%, será insuficiente para recuperar el tamaño del 2019. Esto tomará hasta 2023 ó 2024.
Un par de buenas noticias es que las exportaciones podrían mejorar entre 30% y 50% ya con EU de vuelta. Además parece que algunas factorías de China buscan reubicarse aquí.
Obvio habrá que ir con calma, ya por ejemplo lo que México coloca de calzado en el exterior sólo es el 10% de la facturación. En ese sentido la apuesta deben ser las ventas internas, aunque la caída del consumo no ayuda.
Un tema básico que daña seriamente a esta industria es la subfacturación. De significar 41% de las importaciones ya llegó al 46% en 2020. Por si fuera poco, el contrabando se ha disparado. Este es un frente que corresponde al SAT. Los industriales buscan afanosamente una cita con su titular Raquel Buenrostro.
El producto ilegal que llega proviene básicamente de China y es fruto de la guerra comercial que inició Donald Trump con ese país. Buena parte se ofrece en los tianguis que operan sin cortapisas, mientras que el mercado formal debió sujetarse a las restricciones sanitarias.
Para esa industria es vital frenar la ilegalidad. De hecho Padilla preside la comisión ex profeso contra ese flagelo en Concamin y desde ahí se busca el apoyo del SAT.
Así que el calzado, aquejado desde diversos frentes.
Fuente:
Alberto Aguilar-https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Cae-produccion-de-calzado-35-cierran-empresas-y-contrabando-sin-freno-20210204-0154.html