De esta forma, China se convierte en el tercer país que en fechas recientes ha realizado anuncios de esta naturaleza. En julio Francia avisó que vetará este tipo de vehículos a partir de 2040, mientras unas semanas después el gobierno de Reino Unido informó que sacará de circulación dichas unidades desde el año 2030.
El viceministro de Industria y Tecnologías de la Información, Xin Guobin, informó que el gobierno chino analiza un cronograma para la prohibición de la manufactura y venta de vehículos que utilicen fuentes tradicionales de energía.
En su participación en un foro de armadores de vehículos en la ciudad de Tianjin, unos 100 kilómetros al sureste de Bejing, el funcionario llamó a los constructores a entender la situación y ajustar sus estrategias.
En 2016 China produjo y vendió más de 28 millones de vehículos, cifra que lo mantuvo por octavo año consecutivo como el principal armador del mundo.
Además, este país es el productor más importante de vehículos que usan nuevas fuentes de energía y también el principal mercado para ese mismo tipo de unidades.
En 2016 la nación asiática produjo y vendió medio millón de este tipo de vehículos y en sus calles circula un millón de esas unidades, la mitad del total mundial, recordó un despacho de la agencia Xinhua.
Sobre este tema, Song Qiuling, subjefe del ministerio de Finanzas, dijo que a la fecha la mitad del precio original de los vehículos chinos con nuevos tipos de energía es subsidiado.
Sin embargo, explicó que como en el largo plazo los subsidios pueden entorpecer el desarrollo de la industria en lugar de ayudarla, serán reducidos de manera gradual y en su lugar habrá una nueva política de crédito para los compradores.
Ambos funcionarios omitieron citar alguna fecha para que entre el vigor la prohibición para la producción y venta de vehículos movidos con fuentes tradicionales de energías.
Sin embargo, Xi comentó que el periodo que termina en 2025 será crítico para la industria automotriz.
Precisó que los requerimientos de ahorro de energía y disminución de emisiones van a la alza, mientras crece la demanda para el desarrollo de vehículos inteligentes y movidos por nuevas fuentes de energía.