Los indicadores recientes apuntan, aunque de manera aún no contundente, que la actividad económica regresa poco a poco a crecimientos similares a los de antes de 2020 (entre 2016 y 2019 los incrementos secuenciales trimestrales del PIB promediaron apenas 0.33%), aseveró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
No obstante, indicó que en las cifras de finales del segundo trimestre del año se aprecian signos de desaceleración que parecen trasladarse a los niveles de confianza y que desalientan el optimismo previo.
Detalló que la mayoría de los indicadores del mercado interno ya muestran declive en su ritmo de crecimiento, e incluso en junio ya se reportan variaciones negativas en muchos de ellos. El indicador global de la actividad económica (IGAE) cayó 1.1% mensualmente en junio y, si bien en julio registró un ligero repunte de 0.5%, éste resultó la mitad de lo que había anticipado el INEGI en su indicador oportuno (IOAE).
Por su parte, la inversión fija bruta, a la larga el principal motor de la actividad económica, declinó 1.8% en junio. En julio los indicadores de consumo también mostraron descensos de 0.4% en las ventas al menudeo y de 0.02% en el sector servicios.
¿Economía se estanca?
El riesgo para México, según el CEESP, es la necesidad de elevar la tasa de interés interna en el contexto de una economía ya de por sí débil
Los indicadores recientes apuntan, aunque de manera aún no contundente, que la actividad económica regresa poco a poco a crecimientos similares a los de antes de 2020 (entre 2016 y 2019 los incrementos secuenciales trimestrales del PIB promediaron apenas 0.33%), aseveró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
No obstante, indicó que en las cifras de finales del segundo trimestre del año se aprecian signos de desaceleración que parecen trasladarse a los niveles de confianza y que desalientan el optimismo previo.
Detalló que la mayoría de los indicadores del mercado interno ya muestran declive en su ritmo de crecimiento, e incluso en junio ya se reportan variaciones negativas en muchos de ellos.
El indicador global de la actividad económica (IGAE) cayó 1.1% mensualmente en junio y, si bien en julio registró un ligero repunte de 0.5%, éste resultó la mitad de lo que había anticipado el INEGI en su indicador oportuno (IOAE).
Por su parte, la inversión fija bruta, a la larga el principal motor de la actividad económica, declinó 1.8% en junio.
En julio los indicadores de consumo también mostraron descensos de 0.4% en las ventas al menudeo y de 0.02% en el sector servicios.
“Estos resultados parecen haber influido en la evolución del empleo.
Después de que las autoridades resaltaron el hecho de que en julio la población ocupada había recuperado lo perdido a causa de la pandemia y generado adicionalmente 600,000 empleos más (comparando con abril de 2020), las cifras más recientes muestran que, después de seis meses consecutivos al alza, en agosto se reportó una pérdida de 700,000 empleos”, advirtió.
Lo cierto es que la economía seguirá frágil, por lo que estará sujeta a nuevos riesgos exógenos, provenientes del exterior.
En ese sentido, el riesgo para México, según el CEESP, es la necesidad de elevar la tasa de interés interna en el contexto de una economía ya de por sí débil, como ya sucedió el pasado jueves 30 de septiembre cuando la Juna de Gobierno del Banco de México decidió incrementar en 25 puntos base su tasa de interés para ubicarla en 4.75%.
Comercio exterior también se desacelera
El CEESP indicó que también se nota la fragilidad de la demanda interna.