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El CEESP insta a considerar reestructuración de Pemex

CIUDAD DE MÉXICO (21/MAR/2016).- Existe disponibilidad para apoyar a Petróleos Mexicanos (Pemex), pero es importante que la estrategia que proponga el gobierno federal para ello considere un plan que fortalezca la capacidad financiera y reestructure a la petrolera, así como para que se erradique la corrupción.
 
Lo anterior lo expuso el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), en su reporte semanal “Análisis económico ejecutivo”.
 
Afirma que la poca posibilidad de que Pemexrevierta su situación no se limita a tener que recibir ayuda solo del gobierno federal, sino también elaborar una estrategia en la que el sector privado participe más activamente en la actividad petrolera.
 
El organismo de investigación y análisis del sector privado destaca que ya se inició la reforma energética mediante la cual se abre la actividad de exploración y explotación.
 
Señala que el sistema de refinación de Pemex, con déficits anuales de más de 100 mil millones de pesos, debe buscar asociaciones con el sector privado o ser vendido para modernizarse y ser capitalizado.
 
Ahora además se adelanta la posibilidad de que privados puedan importar gasolina para comercializarla en el país y competir con la marca de Pemex.
 
Resalta que el acuerdo con el sindicato en materia de jubilaciones que permitió reducir el pasivo laboral es sin duda un avance importante en un tema en que poco se había avanzado en años pasados.
 
El CEESP expuso que la mayoría de las opiniones coinciden en que la caída de los precios del petróleo fue la principal causa de la crisis financiera por la que atraviesa Pemex y para la cual se planean mecanismos de rescate.
 
Sin embargo, precisa, más que la causa del problema, la baja reciente de los precios del crudo fue sólo el detonador de un problema que se observaba desde años antes y que la coyuntura simplemente hizo más evidente.
 
Apunta que los precios del crudo, que se elevaron rápidamente a partir de 2002 y que llegaron a un máximo de 102 dólares promedio por barril en 2012, solo escondieron el desequilibro estructural que la empresa petrolera mexicana había iniciado tiempo atrás.
 
Refiere que desde 2008 ya se mencionaba que la productividad de Pemex era una de las más bajas entre las empresas petroleras del mundo, además de que su inversión, si bien mostraba un comportamiento creciente, no resultaba en una mayor producción.
 
Refiere que en los últimos años la producción de la empresa se redujo de 3.38 millones de barriles por día a 2.27 millones diarios, y aunado a ello la plantilla laboral, si bien mostró un ajuste a la baja en 2015, en los últimos años se incrementó 4.2 por ciento.
 
Evidentemente, asegura, esto llevó a Pemex a una situación financiera compleja, tanto por la caída del precio en el mercado mundial de crudo, como por el constante deterioro de los niveles de producción, y con ello los ingresos propios de la empresa se vieron afectados.
 
Indica que esta coyuntura ocasionó que a partir de 2014 México se convirtiera en importador de petrolíferos, de tal manera que ahora los bajos precios del petróleo se convirtieran en un elemento favorable para el país, pues abaratan las importaciones de hidrocarburos.
 
En este entorno, Pemex debería verse beneficiado al importar barato y vender mucho más caro en el mercado nacional, lo cual tendría que generar un ingreso adicional, sobre todo cuando las importaciones, especialmente de gasolina, representan prácticamente la mitad del consumo nacional.
 
Expuso que durante 2015 Pemex adquirió en el exterior la gasolina y el diésel que vende en el país con un diferencial ligeramente mayor a seis pesos por litro, lo que habría representado ingresos adicionales por aproximadamente 275 mil millones de pesos.
 
Sin embargo, a este beneficio habría que restarle el equivalente al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que recauda el gobierno federal, de tal manera que Pemex sólo pudo haberse beneficiado de la tercera parte del total, mientras que el resto se integró al presupuesto federal.
 
Pese a ello, esto no fue suficiente para compensar la caída de 420 mil millones de pesos en los ingresos totales, según el estado de resultados consolidados al cierre del año pasado, que en buena parte se atribuye a la baja de los precios de la mezcla de exportación.
 
Aunado a esto, Pemex tiene que hacer frente a un elevado pasivo laboral que representa poco más de 7.0 por ciento del PIB, lo que significa una constante transferencia de recursos, al menos durante los próximos 40 años, que es el tiempo que se llevaría amortizarlo por completo.
 
Esto aún después del acuerdo al que se llegó con los trabajadores en materia de jubilación que permitió una disminución de 186 mil millones de pesos en el pasivo, precisa el CEESP.

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Cortesía de Investing.com

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