El crecimiento económico de China se estabilizó en 6.8% en el primer trimestre del año, resistiendo mejor de lo previsto al estancamiento de su producción industrial y al endurecimiento de las condiciones de crédito, gracias al consumo interno.
El Producto Interior Bruto (PIB) del gigante asiático creció en los tres primeros meses del año al mismo ritmo que en el último trimestre de 2017, según los datos publicados este martes por la Oficina china de estadísticas (BNS).
El país logró sobreponerse a las dificultades del sector inmobiliario y al endurecimiento del crédito, en un momento en el que Beijing trata de reducir la inmensa deuda del país y los riesgos financieros que acarrea, como reducir la financiación de la actividad económica.
La producción industrial china se estancó en marzo, aumentando en 6% anual, un poco por debajo de las previsiones de los analistas consultados por Bloomberg, que anticipaban un crecimiento del 6.3%.
China puede contar con un fuerte consumo interior. Las ventas minoristas aumentaron en un 10.1% en marzo respecto al mismo mes de 2017, acelerándose en comparación con el periodo enero-febrero (+9.7%). Un resultado que superó las previsiones del mercado, que esperaba una estabilización.
Según varios analistas, en el resto del año, la intensificación de la campaña llevada a cabo contra los riesgos financieros seguirá probablemente reduciendo el crédito y, por lo tanto, el crecimiento.
La economía china seguirá afrontando además el riesgo de una escalada en la crisis comercial con Washington, que impuso aranceles del 25% a las importaciones de acero y del 10% a las de aluminio.
“La dinámica de crecimiento sigo siendo vigorosa” y el consumo demuestra que el giro del modelo de crecimiento hacia la demanda interior “sigue su curso”, indicaron los analistas del banco ANZ.