viernes, mayo 3, 2024
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El informe presidencial y comercio exterior

El Informe a la Nación que el Presidente Calderón rindió ayer fue una indispensable explicación de prácticamente todas las complejas facetas de su administración en los cinco años transcurridos.

Era natural que la parte relativa a la estrategia aplicada para responder a los crímenes y las violencias, muchas de ella asociadas al narcotráfico, haya sido extensa. Fue clara, firme y convincente, con profundo respeto a los miles que han sacrificado sus vidas en el combate que es consecuencia del incontrolado consumo estadunidense. La acción continuará, canalizando todos los recursos del Estado, a menos de que surja una estrategia mejor que, hasta ahora, nadie ha definido.

El rescate del orden, la represión de las mafias distrae mucha de la energía nacional, pero la actividad económica no se interrumpe. Un cuidadoso manejo del gobierno ha evitado que el país cayera en las caóticas crisis que ahora agobian a muchos otros; se ha mantenido estabilidad en las finanzas federales, evitado endeudamientos insostenibles. Controlada la inflación, las revisiones de contratos colectivos se están negociando con incrementos salariales superiores a ella.

Nuestra recuperación económica, mejor que la estadunidense, no está generando los empleos formales que necesitamos. La capacidad de ocupar a nuestra población está vinculada al comercio exterior y el Ejecutivo tiene que cambiar el rumbo y ajustar  la estrategia aperturista que viene siguiendo desde 1986, cuando nos adherimos al GATT, y 1994, que firmamos el TLCAN. Ella ha  debilitado a la agricultura básica y a la estructura industrial y frenado la creación de empleos. 

Con el desarme arancelario indiscriminado que la Secretaría de Economía ha intensificado en esta administración, 70% de nuestra producción depende ahora de la importación temporal de insumos. Sin producción propia de éstos, nunca eslabonaremos cadenas de producción.

En el comercio internacional actual, el intercambio de componentes está resultando más importante que el de los artículos terminados. La ironía es que la apertura nos ha convertido en país ensamblador exitoso, pero hemos olvidado producir componentes, tanto para nuestra propia industria, como para exportarlos a otros países que también ensamblan. Al tener un alto contenido extranjero, nuestras exportaciones no generan los empleos que deberían.

Hoy, ciertas industrias requieren que se detenga la apertura exagerada: textiles, calzado, o la de las llantas, películas para envolturas y empaques y las de juguetes. La respuesta oficial es invitarlas a iniciar costosos y lentos procesos de “antidumping” ante la Secretaría de Economía. Ello no remedia el daño ya infligido.

La apertura del mercado, exigida por reglas internacionales, no obliga a desproteger fuentes de trabajo. Estados Unidos, Brasil o India lo saben y han fijado márgenes de preferencias en su mercado interno para sus productos, marcado precios de referencia para los importados y exigido permisos de importación.

Nos esperan intensas pruebas económicas. Hay que usar inteligentemente nuestra actual estabilidad y solidez para no desperdiciarlas. El secretario de Economía, sin embargo,  anuncia que el 12 de diciembre se eliminarán, de acuerdo con China, medidas de transición que protegen a 15 ramas fabriles de las importaciones de ese país…  

Esperemos que en el siguiente y último Informe del presidente Calderón, oigamos que se ha enderezado la orientación de la política de comercio exterior, racionalizando las importaciones de acuerdo con su función creadora de empleos y no para tener el gusto de cumplir ortodoxias de libre mercado que siguen lastrando gravemente nuestro desarrollo económico y social.

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