La rotura del casco del Rena ha causado la caída al agua de unos 300 contenedores de los 830 que aún quedaban, sólo 390 han sido recurados desde que el carguero encalló el pasado 5 de octubre en el arrecife de Astrolabe. Según el ministro neozelandés de Medio Ambiente: “la posibilidad de recuperar los contenedores de la popa del barco es aún más difícil teniendo en cuenta la magnitud del desastre y el estado del barco.”
La parte de la popa del barco se separó unos 30 metros de la proa, que continúa sobre el arrecife de Astrolabe a unos 12 kilómetros de la ciudad portuaria de Tauranga, en la Isla Norte.
Las autoridades se preparan ante la posibilidad de que haya un nuevo vertido de combustible.
Desde que el Rena encalló, los equipos del servicio de emergencias marítimas han extraído de sus depósitos más de 1.000 toneladas de combustible, se desconoce la cantidad exacta que guardaba.
El barco vertió tras encallar unas 350 toneladas que causaron una marea negra que llegó hasta las costas de Tauranga, donde durante semanas se llevaron a cabo tareas de limpieza y rescate de aves y otros animales.