Los productos no solo deben ser envasados y empacados adecuadamente para su presentación comercial; sino con el embalaje correcto que los proteja, conserve y facilite las maniobras del transporte –esto al informar en el exterior las condiciones de manejo e identificación de su contenido–, para que lleguen en buen estado con el cliente.
Debe tomarse en cuenta no solo las formas y materiales de los que son hechos para salvaguardar la integridad de las mercancías, sino también las normas, los usos y las aplicaciones aceptadas, sin olvidar los aspectos de marketing.
El que los productos lleguen al país de destino en las condiciones pactadas implica no solo el cumplimiento de los compromisos comerciales adquiridos, sino el afianzamiento de operaciones constantes, y no aisladas.
*Fuente: https://idconline.mx/