Varias empresas niponas quieren diversificar su producción en Asia y depender menos de China ante el encarecimiento de los costes laborales o la incertidumbre por la disputa territorial entre Tokio y Pekín, informó hoy el diario Nikkei.
Compañías como Funai Electric, que manufactura en China productos audiovisuales para terceros, o la propietaria de las superficies comerciales Ito Yokado, que fabrica el 80% de sus textiles en el país vecino, planean aligerar su presencia allí en favor de otros destinos más rentables, detalló Nikkei.
En el caso de Funai Electric, la compañía tiene previsto abrir una nueva fábrica en Filipinas en 2014, potenciar la capacidad de su planta en Tailandia de cara a lograr que su producción en China, que actualmente es el 90 por ciento del total, se reduzca a menos del 50%.
Ito-Yokado, propiedad de Seven & i Holdings, pretende reducir lo que produce en China hasta que represente un 30 por ciento del total dentro de dos años, y potenciar sus fábricas en Birmania e Indonesia.
Además, empresas textiles japonesas, como el gigante Fast Retailing, propietario de la marca Uniqlo, Aoyama Trading o Aoki Holdings, han comenzado ya a reducir sus manufacturas en China y a aumentarlas en otros países del sureste asiático con costes menores
El salario mínimo en las fábricas chinas ha crecido casi un 40% en los últimos años hasta los US$328 mensuales, según datos de la Organización de Comercio Exterior de Japón (JETRO), al tiempo que el yen se ha debilitado con fuerza en los últimos meses.
Esto ha provocado que otros países asiáticos como Filipinas (donde este salario es un 30% más bajo que en China, según JETRO), Vietnam (55% menos) o Birmania (83% menos) se conviertan en destinos que despiertan cada vez más interés entre las empresas niponas con presencia en China.
Además, las exportaciones de las subsidiarias chinas de estas empresas han perdido fuelle en los últimos años, tal y como reflejan datos del Ministerio de Economía, Comercio y Industria nipón, que apuntan a una reducción del 22 por ciento entre los ejercicios fiscales de 2007 y 2010.
La disputa territorial que mantienen China y Japón por las islas Senkaku/Diaoyu, que se ha recrudecido desde septiembre de 2012, ha provocado, además de manifestaciones violentas que han atacado intereses nipones en suelo chino, varias demandas de subidas salariales en las fábricas.