La demanda de cobre, usado en utensilios, materiales de construcción y chips informáticos, a menudo es vista como una medida de la actividad económica en general.
De las exportaciones totales, 48,5 por ciento fueron a China, el principal consumidor del metal, en alza desde alrededor de 45 por ciento en febrero. Taiwán representó el 21 por ciento, por debajo de un 25 por ciento aproximado en febrero.
Indonesia y Tailandia también son mercados clave para el cobre de Japón.
A pesar de las abundantes ventas a China, las exportaciones podrían menguar en abril, ya que el terremoto que sacudió al noreste de Japón perjudicó a parte de las cadenas de suministro para automotrices y otras fábricas y puso presión sobre la economía en general.
Los envíos de alambre y cable de cobre de Japón cayeron 8,1 por ciento en marzo, su baja más fuerte en 18 meses, mientras que la producción de cobre laminado también cayó, con una baja de 3,7 por ciento desde hace un año y de 2 por ciento desde febrero.
La producción de cobre de Japón, el segundo consumidor mundial, caerá en la primer mitad de este año fiscal, pues dos importantes fundiciones fueron golpeadas por el intenso terremoto.
Las importaciones chinas de muchas materias primas no lograron repuntar en forma convincente en marzo, cuando los fuertes precios internacionales disuadieron a los compradores e impulsaron la producción local, mientras que la agresiva estrechez monetaria de Pekín puso un paño frío sobre el panorama para el segundo trimestre.
Las importaciones chinas de cobre cayeron alrededor de 40 por ciento desde hace un año.