La cuarta fábrica de contenedores refrigerados del mundo, ubicada en San Antonio, comenzaría a construirse entre septiembre y octubre de este año. La proyección es fabricar los primeros contenedores entre noviembre y diciembre de 2013, con una meta de 20 mil para el primer año de operaciones.
La estimación es de Francis Mc Cawley, gerente general de Maersk Container Industry San Antonio SpA -empresa del grupo controlador de la mayor naviera del mundo-, quien explica que la obra se iniciará una vez que se apruebe la declaración de impacto ambiental, y afinados los estudios de ingeniería de detalle.
En el complejo -en el que invertirán US$ 170 millones- se producirán contenedores de 40 pies HC integrados (con la maquinaria de refrigeración integrada). El objetivo es abastecer a navieras de todo el mundo. Pese a la crisis internacional, la producción iría al alza. “Estimamos que la demanda de transporte de alimentos frescos y congelados tendrá un crecimiento anual del 7% los próximos años”, dice.
El porque de Chile
Desde hace seis años que el grupo buscaba un lugar para levantar su segunda fábrica de contenedores refrigerados. Las alternativas iban desde expandir la planta en China hasta aterrizar en otras regiones. Finalmente, prosperó la opción por Chile con un proyecto emblemático. “Esta es la única fábrica de contenedores refrigerados que no está en China”, explica.
Las otras tres plantas (ubicadas en el país asiático) pertenecen al propio Maersk, a CIMC y a Singamas.
Hay varias razones para explicar la apuesta por Chile. “El país es muy competitivo; por lo tanto, podemos encontrar abastecimiento de materias primas a precios muy razonables. Además, la estabilidad política e institucional es muy valorada. Los proveedores chilenos son muy confiables y los trabajadores son cada día más productivos”, señala Mc Cawley.
Asimismo, Chile es uno de los mayores exportadores de productos frescos y congelados, por lo que compradores de contenedores los pueden cargar de inmediato. Esto difiere de lo que ocurre en China, pues algunos contenedores comprados allá deben “viajar” vacíos para acercarse al origen de la carga.