Los ojos del mundo están puestos en Buenos Aires, la capital argentina que reúne por primera vez en Sudamérica a los líderes de las economías más importantes del mundo, para participar en la Cumbre de Líderes del Grupo de los 20 (G20) -el hito más importante en la agenda del principal foro internacional para la cooperación económica, financiera y política.
Durante el 30 de noviembre y 1o de diciembre, los máximos líderes mundiales de las economías que integran el bloque están reunidos con la misión de construir un consenso que permita que todos los países se comprometan con un desarrollo equitativo y sostenible que genere oportunidades para todos. Para ello, la Presidencia argentina propuso como prioridades para el G20 2018 el futuro del trabajo, que implica pensar en una educación que brinde igualdad de oportunidades, infraestructura para el desarrollo y un futuro alimentario sostenible. En ese sentido, se espera que el encuentro resulte en una declaración conjunta que dé cuenta de la importancia del multilateralismo para atender los principales problemas que aquejan a la comunicad internacional.
En los márgenes de la Cumbre, el presidente Donald Trump se reunirá con su homólogo chino, Xi Jinping, para dialogar sobre el estado de la relación comercial. Hay que recordar que ambas economías están inmersas en una guerra comercial, a partir de las medidas proteccionistas adoptadas por la administración Trump, resultando en 260 mil millones de dólares en aranceles adicionales sobre las importaciones provenientes de China. Afectando principalmente los productos industriales relacionados con la iniciativa “Made in China 2025”. Esto ha generado reacciones por parte del gobierno chino, provocando un escalamiento de la disputa. A pesar de los encuentros bilaterales para aliviar las tensiones, no hay indicios de una solución efectiva.
Más aún si en vísperas del encuentro, Trump amenaza con imponer más aranceles entre el 10% y 25% a todos los bienes importados de China con un valor de 260 mil millones de dólares, si no se logran un acuerdo. Sólo como referencia, en 2017 Estados Unidos importó alrededor de 510 mil millones de dólares en bienes chinos. De adoptarse, los aranceles cubrirían casi el total del comercio con China. Esto podría tener, incluso, un impacto a global. Por ejemplo, si se impone un arancel del 25% sobre la importación de vehículos, opción que está analizando la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés).
Por otro lado, está la muy anunciada firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), por parte de los Ministros de Comercio de los tres países. Para este momento, ya se habrá concretado el acto, si no ocurrió algo inesperado. Con ello, México puede acceder a una mejor posición frente a sus principales competidores. Sobre todo, ante un posible escalamiento de la disputa comercial sino-estadounidense. Además, se crean mejores condiciones para negociar en torno a los aranceles impuestos al acero y aluminio, por ejemplo.
En ese sentido, es un paso importante en términos comerciales, porque se manda un mensaje claro de certidumbre, aunque todavía falta mucho por hacer. Puesto que el Tratado deberá ser sometido al proceso de deliberación legislativa en cada uno de los países para lograr su entrada en vigor.
Mientras tanto, hay que seguir de cerca los resultados y las consecuencias de estos acontecimientos que son determinantes para el futuro del comercio internacional, el cual atraviesa por un momento difícil.