El proceso de integración económica entre los países de América del Norte que inició en la mitad de la década de los 90 ha tenido consecuencias heterogéneas en los diversos sectores de la economía mexicana. Entre ellos, el sector manufacturero es de los más estudiados, tanto por la mayor disponibilidad de datos como por la importancia relativa que ha alcanzado, ya que las manufacturas se han consolidado como el principal sector exportador y, por lo tanto, la principal fuente de divisas del país.
Durante este periodo, diversos subsectores manufactureros aumentaron su localización, lo cual implica que hoy se observan más y mayores concentraciones geográficas de empresas e instituciones interconectadas que actúan en determinado campo. Esto se aprecia más claramente en aquellos orientados a la exportación, como el equipo de transporte (automotriz y de autopartes) y la electrónica, que en conjunto representan más del 60 por ciento del total de exportaciones manufactureras y que se ubican principalmente en las entidades fronterizas con los Estados Unidos y algunos estados del centro del país (Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí). La mayor concentración observada se da, en parte, por la mayor disponibilidad de mano de obra calificada, por la existencia de infraestructura (principalmente, en comunicaciones y transporte), por una mejor legislación que favorece el hacer negocios, etc.
Otro subsector con un incremento en su localización es el de la industria química, particularmente en las ramas relacionadas con la refinación de petróleo y gas natural. Su localización se ha incrementado, principalmente, en las entidades de la región sur del país que históricamente han estado vinculadas con la extracción de hidrocarburos.
El estudio de la localización industrial, además de ayudar a entender la distribución de la estructura productiva del país, nos permite comprender los impactos diferenciados que tienen diversos acontecimientos internacionales actuales sobre la economía nacional. Por un lado, el bajo crecimiento de las diversas economías en el mundo, sobre todo de Estados Unidos nuestro principal comprador, no contribuye a que las industrias exportadoras crezcan tanto como sería deseable, afectando principalmente a las entidades del centro y norte del país. Por otro lado, el bajo precio del petróleo y la continua disminución de su producción impactan especialmente a entidades del sur del país. Estos dos factores contribuyen a explicar, en gran parte, el bajo crecimiento económico de México actualmente.
Además, la dinámica de aglomeración disminuye los costos de entrada de nuevas empresas y promueve el crecimiento de las ya establecidas, facilita la colaboración y favorece la transferencia de tecnología entre empresas; esta es la razón por la cual las nuevas inversiones, en estas ramas, se localizan dentro del radio de influencia de las empresas ya existentes. m