Una de las instituciones gubernamentales más antiguas asociadas al comercio entre las naciones son las aduanas, que desde tiempos inmemoriales se convirtieron en mecanismos de inspección, control y cobro de impuestos sobre los bienes que se comercian entre los países. Las aduanas son el cuello de botella del comercio internacional, la puerta por la que todo artículo tiene que atravesar cuando pasa de una nación a otra.
Las sufren todos, pero especialmente las pequeñas y medianas empresas que no cuentan con las mismas capacidades que las grandes para realizar los trámites burocráticos.
Este mecanismo de control ha pasado también su factura a los viajeros individuales, vacacionistas o de negocios.
Las aduanas viven lentamente su propia evolución de cuando en cuando. En la Unión Europea, por ejemplo, desde 1968 se creó una unión aduanera; sin embargo, hoy en día, las autoridades aduaneras de los países miembros trabajan juntas como si fueran una sola. Han eliminado aranceles internos y aplican las mismas tarifas a las mercancías importadas a Europa, procedentes del resto del mundo. En América del Norte se han visto evoluciones con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte generando instrumentaciones que han agilizado un poco el comercio entre EU y México.
Ahora bien, todo es insuficiente y por eso cualquier innovación en este ámbito genera nuevas expectativas. En Japón, por ejemplo, la semana pasada arrancó un nuevo servicio de aduana electrónica que permite a los viajeros que aterrizan en el Aeropuerto Narita bajar una aplicación a su teléfono inteligente, responder las preguntas aduaneras de rigor, y obtener un código electrónico que deben escanear junto con su pasaporte para ingresar al país. La estrategia de Japón ocurre en el contexto de los Juegos Olímpicos, y está encaminada a evitar largas filas en el aeropuerto.
Parece que el paso evolutivo más importante en materia aduanera y, por el momento, más incierto está por ocurrir en Europa, debido al Brexit. De hecho, Francia acaba de anunciar que el puerto de Calais también arrancará una nueva aduana electrónica de capacidades masivas que, en una etapa de prueba, trabajará para operar durante unas semanas en un escenario en el que el Reino Unidosale de la Unión Europea sin acuerdo el próximo 31 de octubre.
Para ello, Francia dispondrá de 700 burócratas aduaneros adicionales y de alta tecnología para tratar de evitar que colapse el comercio francés con el británico. No cabe duda de que las aduanas son un mecanismo vivo y en constante evolución. Todos reconocen la necesidad de una gran revolución en este ámbito, aunque muchos se resisten a implantarla. Ojalá algún día aquel sencillo mensaje que dice “facilitemos nuestros contactos simplificando el paso por la aduana” llegue también a México, donde el sistema de aduanas sigue funcionando como un rompecabezas reacio a la aplicación de la tecnología y transparencia.
*Fuente: https://heraldodemexico.com.mx/
Autor: BEATA WOJNA